Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford (Andrew Rivett, CC BY 2.0, via Wikimedia Commons).
Los concejos municipales y el condado de Oxford han presentado propuestas en conjunto para introducir una zona de emisión cero en el centro de la ciudad.
Las autoridades afirman que esta medida sería la primera de su tipo en el mundo y que podría conducir a reducciones históricas de la contaminación del aire.
La propuesta de la Zero Emission Zone prohibirá por fases la circulación de vehículos en el centro de la ciudad, comenzando con ciertos tipos de coches y un pequeño número de calles para el 2020.
A medida que se desarrolle la tecnología de los automóviles, la restricción se aplicará a todos los vehículos que puedan contaminar para el 2035.
Niveles de contaminación
Representantes de los concejos municipales informaron de que con estas medidas se reducirán los niveles de contaminación atmosférica en el centro de la ciudad. En la calle más contaminada de la metrópoli, la George Street, por ejemplo, se espera una reducción de un 74% en los niveles de dióxido de nitrógeno tóxico (NO2) para el año 2035.
La ciudad y los concejos municipales ya han empezado una consulta pública de seis semanas sobre las propuestas. Con este proceso se espera recabar opiniones sobre la velocidad de la implementación, los tipos de vehículos y las carreteras afectadas. El esquema final será publicado en 2018.
Daño a la salud
John Tanner, miembro de la junta ejecutiva del concejo municipal de Oxford, opinó sobre estas medidas:
“La contaminación tóxica e ilegal en el centro de la ciudad está dañando la salud de los residentes de Oxford. Se necesita urgentemente un cambio, y la Zero Emission Zone es ese cambio. Todos los que conducimos vehículos de gasolina o diésel a través de Oxford estamos contribuyendo al aire tóxico de la ciudad. Todos tenemos que poner un poco de nuestra parte, desde el gobierno nacional y las autoridades locales, hasta las empresas y los residentes, para poner fin a esta emergencia de salud pública.”
La Unión Europea exige a los gobiernos nacionales que mantengan el promedio de los niveles anuales de NO2 en sus países por debajo de 40μg/m3. A pesar de una reducción del 36,9% en los niveles de NO2 en Oxford en la última década, algunas partes del centro de la ciudad aún no cumplen con este límite legal.
