En el emblemático Museo del Romanticismo de Madrid, una exposición innovadora ha sacudido las convenciones artísticas y sociales del siglo XIX.
La muestra titulada «Las hijas de Minerva», concebida por las talentosas artistas Laura San Segundo y Alejandría Cinque, se ha sumergido en las entrañas de este histórico recinto, desafiando los roles de género imperantes en la época romántica.
El centenario de esta casa museo ha sido el escenario perfecto para que PHotoESPAÑA, el prestigioso festival fotográfico, se adentre por primera vez en las estancias de la planta noble.
La Sala del Encuentro (Sala XXV), al final del recorrido permanente, ha sido el lienzo elegido para albergar esta revolucionaria propuesta artística.
La cuidadosa museografía de la exposición se inspira en la Sala de Billar adyacente, donde una serie de retratos femeninos del siglo XIX rodean una mesa de billar, reflejando la segregación de espacios domésticos según los roles de género imperantes.
Este juego era considerado un «espacio de sociabilidad masculina», convirtiendo a la mujer en mera espectadora.
Sin embargo, las artistas San Segundo y Cinque han decidido confrontar esta ideología decimonónica mediante una serie de impactantes fotografías.
En ellas, varias jugadoras desarrollan figuradamente una partida de billar, desafiando las normas sociales de la época.
La propia museografía, con soportes que imitan los trazados de las bolas de billar, refuerza esta metáfora visual.
El título de la exposición, «Las hijas de Minerva», se inspira en un pasaje del poema narrativo «La peregrinación de Childe Harold» (1812-1818) del romántico Lord Byron, en el que se compara la «bizarría de Minerva con la fuerza de la mujer española».
Las jugadoras de las fotografías, ataviadas con vestimenta y atributos de Minerva, la diosa clásica de la guerra y la sabiduría, simbolizan la lucha por la emancipación de una feminidad decimonónica encorsetada y rígida.
Esta metáfora de la partida de billar como campo de batalla se ha enriquecido con inspiraciones contemporáneas, como las luchadoras de videojuegos como Tekken y Street Fighter.
El resultado es una poderosa y atrevida exploración artística que desafía las convenciones del pasado y abre nuevos caminos para la expresión creativa y el diálogo sobre la igualdad de género.
La exposición ha sido elogiada por su capacidad para fusionar el pasado y el presente, creando un diálogo intergeneracional que cuestiona los roles tradicionales y promueve una reflexión profunda sobre la evolución de los derechos y las libertades de la mujer.
Las artistas han logrado capturar la esencia del movimiento feminista a través de un lenguaje visual innovador y provocador.
Además, la muestra ha sido aplaudida por su impecable ejecución técnica y su cuidada atención a los detalles.
Cada elemento, desde la iluminación hasta la disposición de las piezas, ha sido meticulosamente planificado para crear una experiencia inmersiva y cautivadora para el espectador.
La exposición «Las hijas de Minerva» ha demostrado ser una ventana hacia el futuro del arte contemporáneo, donde las barreras entre disciplinas se desdibujan y las voces disidentes encuentran un espacio para expresarse.
Su éxito ha inspirado a otros museos y galerías a seguir explorando narrativas alternativas y a desafiar los cánones establecidos.