Según un reciente estudio realizado por la Federación Española de Centros de Enseñanza de Idiomas (FECEI), más del 60% de las escuelas privadas de idiomas están reportando una pérdida de alumnos mayores de 25 años, una tendencia que está generando preocupación en el sector y planteando interrogantes sobre el futuro de la educación lingüística en el país.
La encuesta, que abarcó a 143 escuelas privadas de idiomas distribuidas por todo el territorio nacional, ofrece una muestra representativa de los 3.952 centros privados de enseñanza de idiomas actualmente registrados en España.
Los resultados revelan un panorama desafiante para estas instituciones educativas, con un 61,5% de los centros reportando una disminución en la matrícula de estudiantes entre 25 y 60 años.
En contraste, solo el 10,5% de las escuelas experimentó un aumento en este grupo demográfico, mientras que el 21% mantuvo una estabilidad en sus cifras de inscripción.
El declive no se limita a este grupo de edad. Los datos indican una tendencia similar entre los estudiantes universitarios, con un 53,1% de los centros encuestados reportando una reducción en las matrículas de este segmento.
Solo el 10,5% de las escuelas experimentó un crecimiento en la inscripción de universitarios, mientras que el 33,6% restante mantuvo niveles estables.
Esta disminución en el interés de los jóvenes adultos por el aprendizaje formal de idiomas plantea interrogantes sobre las cambiantes preferencias educativas y las alternativas que están eligiendo para mejorar sus habilidades lingüísticas.
El segmento de «adultos mayores», comprendido entre los 60 y 75 años, también muestra signos de retroceso.
El 49% de los centros reportó una disminución en las matrículas de este grupo etario, mientras que solo el 6,3% experimentó un aumento.
Un 25,9% de las escuelas mantuvo estable su número de estudiantes mayores, y un significativo 18,9% declaró no tener alumnos en este rango de edad.
Estos datos sugieren una creciente brecha generacional en el aprendizaje de idiomas, planteando desafíos adicionales para las escuelas que buscan atraer y retener a estudiantes de todas las edades.
Scott Markham, presidente de la FECEI, atribuye esta caída generalizada en las matrículas a la creciente competencia de plataformas internacionales de aprendizaje en línea.
Según Markham, estas plataformas operan desde otros países, evadiendo los impuestos, salarios y cotizaciones sociales que deben cumplir los centros establecidos en España.
«Esta situación les permite ofrecer clases a tarifas que son insostenibles para las escuelas afiliadas a FECEI. Ya hemos destacado este problema en el Libro Blanco del sector que publicamos recientemente»,explica Markham.
La preocupación de Markham va más allá de las implicaciones para las escuelas privadas de idiomas. El presidente de FECEI señala que esta situación también afecta negativamente a la administración española, que ve reducidos sus ingresos en concepto de impuestos, principalmente IRPF, y cotizaciones sociales.
Además, advierte sobre la disminución de la capacidad del sector para generar empleo, un aspecto crucial en el actual contexto económico del país.
Para abordar esta situación, la FECEI propone dos medidas principales. En primer lugar, solicitan que las plataformas internacionales de aprendizaje en línea estén sujetas a los mismos criterios de vigilancia y supervisión que se aplican a las escuelas establecidas en España.
En segundo lugar, abogan por la implementación de una desgravación fiscal para el aprendizaje de idiomas en la edad adulta, una medida que, según Markham, es clave para facilitar la empleabilidad de los desempleados mayores de 45 años.
El debate sobre la competencia de las plataformas internacionales de aprendizaje de idiomas en línea no es nuevo, pero ha ganado relevancia en los últimos años con el auge de la educación digital.
Estas plataformas, a menudo respaldadas por importantes inversiones de capital riesgo, han logrado captar una parte significativa del mercado gracias a sus modelos de negocio innovadores y sus estrategias de precios agresivas.
Sin embargo, su crecimiento ha planteado interrogantes sobre la equidad competitiva y la regulación en un mercado cada vez más globalizado.
La situación actual plantea un dilema para las autoridades españolas: por un lado, existe la necesidad de proteger y fomentar la industria local de enseñanza de idiomas, que no solo contribuye significativamente a la economía, sino que también desempeña un papel crucial en la mejora de las habilidades lingüísticas de la población.
Por otro lado, se enfrenta al desafío de adaptar las regulaciones a un entorno educativo cada vez más digital y globalizado, sin obstaculizar la innovación y el acceso a nuevas formas de aprendizaje.