En la ruta que todo descubrimiento tiene que recorrer para ser considerado científico, la última etapa es que sea validado por la comunidad conocedora. Este paso ha sido superado por la investigación que lideran Antonio Rosas y Luís Ríos, paleoantropólogos, sobre los fósiles encontrados en la cueva El Sidrón, en la región asturiana de Piloña.
La ciencia internacional coincide
El hallazgo de 13 cuerpos de la especie neandertal durante una excavación en 2002 dio origen a una investigación de más de doce años que, finalmente, ha llegado al máximo de difusión con su reciente publicación en la afamada revista Science.
Las conclusiones del equipo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) también han recibido apoyo de colegas externos, como el del norteamericano Erick Trinkaus. Este paleoantropólogo de la Universidad de Washington declaró haber seguido la investigación del equipo español y concordar con sus resultados.
Un pequeño neandertal fue la clave
Entre este grupo de fósiles, de una antigüedad de 49.000 años, destacaron los restos de un individuo de poco más de 7 años, cuyo desarrollo cerebral en relación al corporal fue el principal foco de interés de los investigadores. Sus restos fueron clasificados como SidrónJ1, pero es llamado cotidianamente “El Guaje” por el equipo. Con 111 centímetros de estatura y un cerebro con un 88% de desarrollo, el equipo pudo concluir que entre este neandertal y los homo sapiens actuales el desarrollo es “muy similar”.
Rosas explicó que los niños desarrollan más el cerebro que el cuerpo hasta la llegada de la adolescencia. Este patrón favorece los procesos de aprendizaje. No muy distinta parece haber sido la adquisición de conocimientos para el pequeño neandertal, quien al parecer ya llevaba a cabo tareas propias de su cultura. En esta teoría también coincidieron los investigadores americanos, añadiendo que estas conclusiones deberían haberse aceptado ya desde hace tiempo.
Los neandertales compartieron la Tierra con el homo sapiens y otros homínidos hace 100.000 años, y el niño de El Sidrón, el fósil en mejor estado de conservación de su especie y edad, ha aportado mucho a la ciencia sobre el desarrollo humano de su tiempo.