Durante la década de los ochenta surgió una ola de secuestros y asesinatos que causó temor en toda Argentina. Se trataba de una familia criminal. El apellido de la familia se hizo famoso en ese país y aún hoy tiene connotaciones negativas para los argentinos. Se trata de los Puccio, que hicieron temblar a las familias adineradas de ese momento, debido a los escalofriantes crímenes que cometieron.
La banda era liderada por Arquímedes Puccio, el cabeza de la familia (foto). En los crímenes más mediáticos contó con un cómplice clave: su hijo Alejandro, que era jugador de rugby y formaba parte del Club Atlético San Isidro. Él fue quien conoció a las víctimas, que en algún momento lo consideraron su amigo.
Los secuestros más famosos
Ricardo Manoukian y Eduardo Aulet fueron unos de los primeros en ser secuestrados. De hecho, se convirtieron en sus víctimas con solo un año de diferencia. El primero en ser raptado fue Manoukian. Como rescate, solicitaron a la familia 25.000 dólares. La familia pagó y siguió al pie de la letra las instrucciones que recibieron. A cambio, recibieron el cuerpo inerte de Manoukian, quien tan solo tenía 23 años, con tres disparos en la cabeza.
El secuestro de Aulet fue casi idéntico. Él era compañero de Alejandro Puccio en el Club Atlético San Isidro. Esta vez pidieron 150.000 dólares. Además, le hicieron escribir dos cartas: una para los familiares y la otra para su esposa. En ellas, solicitaba que, por favor, realizaran el pago lo ms pronto posible. Así lo hizo la familia, pero Aulet también fue asesinado.
El fin del terror
A mediados de la década, la familia fue descubierta y todos fueron sentenciados a prisión. Por aquel entonces, tenían secuestrada a una mujer que era dueña de prestigiosos locales de la ciudad. Todos los miembros de la familia Puccio fueron hallados culpables de los crímenes. Se cuenta que uno de sus miembros pasaba el día barriendo toda la acera frente a su casa, para así cerciorarse de que los gritos de auxilio de las víctimas no pudieran ser escuchados por nadie.