Para quien desee acompañar la lectura de este artículo con la música que sonaba de fondo mientras lo escribía, os la dejo aquí.
«Y esperó aún otros siete días y volvió a enviar la paloma fuera del arca. Y hacia el atardecer, la paloma regresó a él, y he aquí, en su pico traía una hoja de olivo recién arrancada. Entonces Noé comprendió que las aguas habían disminuido sobre la tierra». –Génesis 8.
Derechos de los animales
Leyes de protección animal en España, México y el mundo
La presencia de la paloma como símbolo de lo divino se remonta a la antigüedad. Sin embargo, su significado a lo largo de todos estos milenios ha trascendido el ámbito religioso para formar parte de numerosas tradiciones culturales en todo el mundo.
Las colonias de palomas son algo habitual en el paisaje urbano de nuestras ciudades y pueblos. Mientras escribo este artículo en la cafetería de mi barrio a la que suelo venir a menudo, observo una escena que se repite desde hace tiempo:
La puerta, una puerta corredera de cristal, de grandes dimensiones, se abre. Una paloma se dirige con su caminar decidido hacia el interior. Nadie repara en su presencia y ella continúa su marcha. Baja por una pequeña rampa hasta llegar a las mesas en las que la gente está desayunando.
A lo lejos, una camarera se aproxima con una bandeja en la mano hacia unos clientes que se encuentran cercanos a la rampa; la paloma se percata y cambia de dirección, podría echarla de allí. El ave llega hasta las mesas, da un pequeño salto y comienza a reconocer el terreno. No hace daño a nadie, de hecho, adora la compañía humana, solo busca cualquier cosa comestible, ya que el metabolismo de una paloma es feroz y tiene mucho hambre.
Recorre las mesas una por una y en poco tiempo deja limpio el suelo de cualquier resto comestible. Después, y sin que los camareros —que continúan ensimismados en su trabajo— puedan percatarse, da la vuelta por donde ha venido. Sube la pequeña rampa, espera paciente cerca de la puerta de entrada a que entre un nuevo cliente y esta se abra y, cuando sucede, abandona el local. Veinte minutos mas tarde repite la misma operación. Si algún camarero se percata y la echa, no se descorazonará, con seguridad volverá a intentarlo de nuevo.
Muy probablemente, al igual que sus demás congéneres, esta paloma no habrá tenido una vida fácil. Desde el mismo momento en el que pudo mantenerse en el aire, debió de ser expulsada del nido por sus progenitores. A causa de la alta tasa de mortandad de los polluelos, las palomas necesitan volver a reproducirse en el mínimo tiempo posible para así perpetuar la especie. Para ello forman parejas de por vida, consiguiendo una enorme tasa reproductiva.
Así es la vida de las palomas
Ocho días después de haber tenido lugar el apareamiento, las hembras depositan en el nido los huevos —generalmente dos—, que serán incubados tanto por ella como por el macho durante diez días.
Tras el nacimiento, los pichones son alimentados con la llamada leche de paloma, una secreción de consistencia espesa que producen tanto el macho como la hembra. Los padres, mediante regurgitación, introducen este líquido en los picos de los polluelos.
Como dato curioso, durante el periodo en el que los polluelos están próximos a nacer, los progenitores dejan de comer por completo, con el objeto de que la leche sea más pura y nutritiva y no contenga elementos sólidos que dificulten su ingestión.
La paloma comparte una peculiaridad con otros animales que también forman parte de nuestro ecosistema urbano —como por ejemplo el gato y el cuervo— y es el hecho de ser amada y odiada por el hombre a partes iguales.
Ignorada, maltratada, envenenada, privada de alimento…, la paloma es una superviviente nata en una urbe dominada por el ser humano.
Me gustaría desde aquí intentar acabar con un mito, un mito por el que a muchas personas no les gustan las palomas: la creencia de que estos pájaros pueden ser un foco de contagio de enfermedades.
A menudo se las califica injustamente de rata con alas. Sin embargo, es importante recalcar que, si bien es cierto que en condiciones de libertad y en ambientes con escasa salubridad estas aves pueden padecer determinadas enfermedades contagiosas para el hombre, esto no sucede cuando las palomas viven en cautividad o en ambientes sanos.
En todas las ciudades existe, sin embargo, un no desdeñable ejercito de hombres y mujeres dispuestos a alimentarlas, a procurarles agua limpia de la que beber y en la que refrescarse y a protegerlas de las inclemencias del tiempo o frente a sus agresores –aún con la amenaza de ser multados por ello–.
Datos interesantes sobre las palomas
1. El humano hizo que se extendieran por todo el mundo
Con una esperanza de vida que ronda los 6 años en libertad y los 15 aproximadamente en cautiverio, la paloma bravía o paloma doméstica es originaria del norte de África y del sur de Asia.
Tras su domesticación en el Oriente Próximo, hace más de 5.000 años, estas aves llegaron a establecerse en casi la totalidad de nuestro ecosistema, a excepción de los continentes Ártico y Antártico.
2. No se alimentan solo de migas de pan
El desconocimiento generalizado hace creer que la alimentación de las palomas se basa únicamente en migas de pan, pero esto es solo un mito de los muchos que existen sobre ellas.
En realidad, son granívoras y se alimentan principalmente de granos de cereales, como el trigo o el maíz, leguminosas y otras plantas. Aunque también ingieren frutos, brotes, insectos, larvas y gusanos.
3. Son confiadas y muy sociables
Las palomas son animales sociables y confiados, tanto con el hombre como con otras especies con las que conviven sin problemas.
4. Son más listas que tú
Uno de los muchos detalles que apenas se conocen sobre estas aves es que poseen una inteligencia excepcional. Son capaces de diferenciar los rostros de los humanos, quiénes las tratan bien o quiénes pueden ser una amenaza para ellas.
En ocasiones, si consideran que estas personas no suponen un peligro, eligen sus casas como su lugar para vivir, allí anidarán y se establecerán, generalmente, durante el resto de su vida.
Su inteligencia y su extraordinaria capacidad a la hora de orientarse –son capaces de recorrer enormes distancias y de volver sin perdida al punto de salida– llamó la atención de los gobernantes desde tiempos inmemoriales, siendo utilizadas desde entonces como mensajeras y jugando así un formidable papel en multitud de guerras en las que ha participado el hombre.
Nadie te pide que las cuides, nadie te pide que las alimentes, ni que las cures. Pero sí exigimos que las respetes de la manera en que lo merece todo ser vivo. Las palomas no hacen daño, la vida en la calle es enormemente dura para ellas y, frente a sus numerosos detractores, existen muchas otras personas que han encontrado en ellas la compañía que necesitan para paliar su soledad.
Fran J. Fradejas es observador del comportamiento animal y la naturaleza. Especialista en pequeños y grandes felinos y fauna salvaje.
Conozco una persona a la que se le acercan todas las palomas, posandose en cabeza y brazos. Deben de ver su alma
He flipado con lo de la leche de palomas… Y he de confesar que más de una vez he pensado lo de la » insalubridad que llevan a sus espaldas» . Lo que más me flipa de ellas es como cruzan las calzadas, ¡ Algunas de doble sentido! sin pestañear jjjj incluso las he llegado a ver entrar en un centro comercial pasito a pasito. Muy bueno el.artículo, además de lo que se aprende con lo que nos cuentas. Gracias.
Nadie se libra de llevar parásitos encima , y de sus consecuencias ,incluídos los humanos.Respecto a las aves pues como dice Fran dependerá de sus condiciones de vida ,que en mi ciudad que es la que conozco son mejorables.
Esto de ratas con alas se aplica a todo bicho que vuela en la ciudad.No importa que sean gaviotas,cotorritas,tórtolas,gorriones,etc.Parece que los emplumados no gozan de muy buena fama.Y si sobran se busca la solución fácil, la red.Cuando ya hace años que existen los piensos con anticonceptivos.Como todo en la vida , creo que es cuestión de enseñanza y educación.