Una reciente investigación realizada por cuatro centros de estudios británicos reveló que el tiempo que pasan las personas en la playa, o en el campo, es mejor para el cerebro que el tiempo que se pasa, por ejemplo, en los parques o jardines de la ciudad.
Esto se desprende de una investigación realizada por un grupo de investigadores de la Universidad de Surrey, la Universidad de Exeter, la Universidad de Plymouth y el Laboratorio Marino de Plymouth, que se encargaron de entrevistar a 4.500 personas que pasaron un tiempo en la naturaleza.
Los investigadores alegan que aquellas personas que visitan las zonas rurales o costeras están más psicológicamente contentas que las que viajan a un espacio verde urbano.
También descubrieron que las visitas a áreas naturales de estatus protegido, como los parques nacionales, contribuyen a un mejor bienestar mental.
Otro dato interesante que se desprendió del estudio es que los viajes a la naturaleza estaban relacionados con una mayor sensación de sentirse relajados. Se llegó a esta conclusión después de que se les pidiera a los participantes que describieran sus visitas y su experiencia en general.
Esto fue especialmente cierto en las visitas a las localidades rurales o costeras, que también estaban vinculadas a conexiones emocionales más fuertes con el mundo natural.
Las visitas de más de 30 minutos se relacionaron con una mejor conexión y, por lo tanto, tuvieron mayores beneficios psicológicos.
El equipo investigó por primera vez cómo los diferentes entornos ambientales impactan en el bienestar psicológico.
El autor principal del estudio, el doctor Kayleigh Wyles, de la Universidad de Surrey, dijo: “Hemos demostrado durante algún tiempo que la naturaleza puede ser beneficiosa para nosotros, pero aún estamos explorando cómo y por qué”.
“Hemos descubierto que nuestro bienestar mental y nuestro vínculo emocional con la naturaleza pueden diferir según el tipo y la calidad del entorno que visitamos”, añadió el científico.
Y destacó más adelante: “Estos hallazgos son importantes, puesto que no solo resultan útiles para desmantelar los mecanismos que hay detrás de estos beneficios psicológicos, sino que también pueden ayudar a priorizar la protección de estos entornos, y a remarcar por qué el acceso a la naturaleza es tan importante”.
Los beneficios de la interacción con la naturaleza están bien documentados con numerosos estudios, que informan de una reducción de los niveles de estrés en los participantes. Además, se ha observado un aumento en el bienestar general en aquellos que pasan tiempo en la naturaleza.
En otra investigación, publicada el año pasado, se descubrió que las personas que pasan más tiempo al aire libre tienen una imagen corporal más positiva y una mayor autoestima.
El estudio, que incluyó a 199 mujeres y a 200 hombres de entre 19 y 76 años en los Estados Unidos, fue dirigido por Viren Swami, profesor de psicología social en la Universidad Anglia Ruskin, en Cambridge.
Comentó lo siguiente: “Experimentar en los entornos naturales podría ayudar a aumentar la sensación de ser una parte importante de un ecosistema más amplio, lo que significa que las personas sienten más respeto por sus cuerpos”.
También podría ayudar de forma que los individuos se sintieran más alejados de las presiones de la sociedad, y a disminuir la necesidad de ajustarse a los estereotipos, como ser delgado o musculoso.