Los préstamos personales, conocidos legalmente como crédito al consumo, han adquirido gran relevancia en la economía española durante los últimos años. Se han convertido en uno de los principales productos financieros para las entidades bancarias, tanto por su fácil colocación como porque la tasa de interés suele ser superior al resto de los préstamos, por lo que es un negocio muy rentable.
Los bancos, al igual que otras empresas que se dedican a los préstamos, ofrecen tentadoras propuestas a las que muchos consumidores impulsivos no pueden evitar sucumbir. Estos créditos representan la oportunidad de contar con dinero de forma casi inmediata para realizar ese soñado proyecto que se tenía en mente, o simplemente para darse un capricho.
Es obvio que a veces es necesario acudir a un préstamo con el fin de cubrir alguna eventualidad para la que no de dispone de fondos, o porque una evaluación del coste/beneficio de dicho préstamo indica que es conveniente su utilización para llevar a cabo algún plan.
En cualquiera de los casos, es imprescindible la racionalidad, el estudio a fondo de todas las alternativas que ofrece el mercado y conocer en detalle sus condiciones, así como entender claramente todo el marco regulatorio.
Un préstamo es un contrato que implica un compromiso ineludible y antes de dar el paso es necesario saber en qué nos estamos metiendo.
¿Ahorrar o pedir un préstamo personal?
En el caso de que lo que se pretenda comprar no sea necesario de forma inmediata, lo más recomendable es ahorrar durante un periodo de tiempo que permita reunir el dinero para cubrir su coste completo. Aunque parece que ahorrar es un hábito que se está perdiendo…
Según las últimas estadísticas del Banco de España y de la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros (ASNEF), los préstamos personales crecen vertiginosamente mientras que el ahorro refleja un decrecimiento significativo en los últimos 20 años. Esto último preocupa especialmente a los expertos, ya que el ahorro es un factor fundamental en la macroeconomía de cualquier país.
Tomar la decisión entre ahorrar para lograr el objetivo, o comprometerse con un préstamo personal requiere de varios cálculos. En el segundo caso, hay que considerar que, después de todo, se deberá contar con una suma mensual destinada a pagar la deuda, la cual se podría ir ahorrando.
Es necesario incluir en la evaluación cuánto puede haber aumentado el precio del bien que se quiere adquirir cuando se haya logrado reunir el dinero, comparado con los intereses que se deben pagar por el préstamo.
Por ejemplo, un crédito a 48 meses por una suma de 5.000 euros, con un interés del 8% equivale a que, transcurrido este tiempo, se habrán cancelado 858.88 euros por concepto de intereses para un total de 5.858.88 euros pagados, con una cuota mensual de 122.06 euros.
En el ejemplo anterior, el total de los intereses equivale a un 17.18% sobre los 5.000 euros. Si por caso se tratara de un viaje, la pregunta clave sería si en el lapso de 48 meses el precio de dicho viaje aumentaría ese porcentaje o más.
Si la respuesta resultara afirmativa, quizás sería conveniente coger el préstamo; en caso contrario, a lo mejor convendría ahorrar unos 200 euros mensuales durante dos años. Claro que también es importante plantearse si se está dispuesto a pagar la cuantía de los intereses por darse el gusto ahora, lo cual entraría en la categoría de atracción fatal, pero asumido de una forma consciente.
Cuáles son los aspectos financieros relevantes de un préstamo
Los tres elementos que, de una manera inseparable, definen el importe total a pagar son:
- La cantidad solicitada, lo que se define como capital
- El interés, que será aplicado al dinero requerido
- El tiempo en que se va a pagar la deuda contraída
Es obvio que, a mayor capital y mayor tiempo, el total a pagar por concepto de intereses también aumentará. Al respecto, es de suma ayuda utilizar un simulador de préstamos que permite evaluar diferentes escenarios sin compromiso: indica el proyecto, el importe que quieres solicitar y dale al botón, introduce el resto de datos para terminar el proceso y recibirás un correo con la información precisa.
El TIN y el TAE
Un punto importantísimo a tener en cuenta es la diferencia entre el tipo de interés nominal (TIN), que es la tasa que se aplica según la entidad bancaria, y la Tasa Anual Equivalente (TAE), la cual incluye otros conceptos, representando la realidad en cuanto al retorno que percibirá la institución que presta el dinero y que es finalmente lo que el cliente pagará.
Muchas entidades atraen a los consumidores con un TIN muy atractivo pero luego el TAE dice otra cosa, por lo que es altamente recomendable estar atentos a estas cifras.
Los gastos asociados
Igualmente, a la hora de adquirir un préstamo se debe estar al tanto acerca de otros gastos asociados, como por ejemplo: la obligatoriedad de adquirir un seguro, comisiones, honorarios, y penalizaciones por demoras o por reembolso anticipado.
En este sentido, la Ley vigente obliga a las instituciones a informar muy claramente al cliente, por lo que cualquier empresa que no lo haga no es del todo fiable.
La tasa de interés
Otro detalle crucial es saber si la tasa de interés es fija o variable, lo que debe ser un elemento a considerar de acuerdo a la conveniencia del consumidor ya que ambas figuras tienen sus pros y sus contras.
En el primer caso existe mayor seguridad del importe final que se va a pagar, pero en el segundo se parte de un porcentaje normalmente mucho más bajo, lo que implica que las primeras cuotas serán más convenientes en términos del importe mensual.
La importancia de cumplir con los plazos
Finalmente, hay que tener muy presente que se debe pagar el crédito de una forma estrictamente puntual ya que, en caso contrario, se pasará a un archivo de clientes morosos, siendo muy conocido el de ASNEF.
Con un simple retraso en el pago del préstamo, el sistema de la entidad transfiere la información de forma automática a la base de datos, donde permanece por un lapso de seis años o más. Estos listados son las fuentes de consulta por parte de las instituciones para verificar la solvencia o el historial de los clientes.
Normativa legal vigente para los préstamos personales
Los préstamos personales se rigen por la Ley de Crédito al Consumo, conocida como la Ley 16/2011, que consta de 36 extensos artículos. Los aspectos más relevantes de la mencionada normativa son los siguientes:
- La entidad debe informar claramente al cliente de todos los cargos, los cuales se reflejarán en el TAE y deben estar a la vista y no como elementos adicionales a TIN. Esto aplica tanto a la hora en que el consumidor solicita la oferta como en el contrato y en toda la publicidad del producto financiero.
- Igualmente, la entidad debe informar acerca de la existencia de otros gastos, como la obligación de respaldar el crédito con una póliza de seguro y el coste del mismo, si se aplican comisiones por algún concepto, como la apertura de cuenta o modificación del contrato, así como cuál es el interés de demora.
- La entidad debe realizar una oferta cuya vigencia sea de al menos 14 días naturales a fin de que el consumidor pueda evaluar otras opciones durante ese periodo de tiempo.
- La Ley no determina el porcentaje de interés máximo a ser aplicado en los créditos.
- El cliente tiene derecho al reembolso anticipado. Si este fuera el caso, pagará el 1% del total que esté abonando a capital si queda más de un año para el vencimiento del préstamo y el 0.5% si el tiempo es inferior.
- Si la negación de un crédito se debe a que el cliente está incluido en alguna base de datos donde aparece como moroso, la entidad está en la obligación de informar de forma pormenorizada al respecto.
Adelanto de dinero
En el caso de necesitar tan solo un adelanto de dinero de una suma pequeña para devolver en un plazo corto de tiempo, la mejor opción es optar por préstamos rápidos, que son fáciles de conseguir y fáciles de cerrar, evitando el papeleo y los tecnicismos de préstamos de mayor cuantía.
Resumiendo, a la hora de solicitar un préstamo personal es importante conocer las normas por las que se rige, así como evaluar varias opciones y simular diversos escenarios.
Ya se vaya a adquirir el préstamo por necesidad, conveniencia, o incluso por atracción fatal, nunca se debe hacer sin un estudio previo minucioso y, sobre todo, sin ser consciente del compromiso que ello implica.