¿Quién no ha sentido el impulso de levantarse y gritar en medio de una reunión? ¿O contemplar un precipicio y preguntarse qué se sentiría al saltar? Son pensamientos siniestros, inadecuados e inexplicables que en algún momento pasan por la cabeza de casi todo el mundo. De hecho, los experimentan un 94% de las personas que nunca han tenido diagnosticada una enfermedad mental.
Impulsos oscuros
En 1978, dos psicólogos realizaron un estudio en el Reino Unido con 124 personas sanas que respondieron a unas preguntas sobre los pensamientos siniestros. Los resultados fueron publicados en Behavior Research and Therapy.
Prácticamente todos los participantes reconocieron tener esta clase de impulsos. Sus pensamientos incluían violencia, blasfemias contra la religión, agresiones y actos sexuales «poco naturales». Incluso muchos tenían «pensamientos oscuros» con bebés, personas mayores y con miembros de su familia.
El psicólogo Lee Baer habló de ello en su libro El diablo de la mente: Explorando la epidemia silenciosa de los pensamientos obsesivos. «El diablo que hay en tu mente intentará atormentarte con lo que te parezca más horrible o inapropiado», escribió Baer. Y añadió que se podía reaccionar de dos maneras ante estos pensamientos siniestros:
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- Forma adecuada: No darles importancia y seguir como si no hubiera ocurrido nada.
- Forma inadecuada: Dejar que los pensamientos nos afecten profundamente y obsesionarnos con ellos.
Cómo manejar los pensamientos siniestros
Aún no se sabe por qué tenemos estos pensamientos, pero sí se han encontrado maneras de sobrellevarlos. Los pacientes que padecen el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) lo tienen más complicado, así como algunas madres primerizas con depresión posparto.
En un estudio realizado en 2006 con 89 padres primerizos se descubrió que alrededor del 90% tenían pensamientos siniestros en los que sus bebés no salían bien parados.
La terapia de prevención de exposición y respuesta utilizada como tratamiento en el TOC puede ayudar, y, en los casos más leves, es posible controlar esta clase de pensamientos con terapia cognitiva conductual. Sin embargo, si la terapia no es eficaz, suele recurrirse a la medicación.
Un buen consejo para empezar a controlar los pensamientos siniestros es aceptarlos. Huir no funciona. No se debe tener miedo y hay que aceptar que están ahí. Además, siempre se debe tener en cuenta que no son reales. Lo más importante es cómo reaccionar ante ellos, sin dejar que nos afecten.
Referencias:
- Behaviour Research and Therapy. (1978). Abnormal and normal obsessions. Recuperado el 17 de julio de 2018 de https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/0005796778900220.
- Curiosity. (2018, July 13). Nearly everyone experiences intrusive thoughts. Here’s how to handle them. Recuperado el 17 de julio de 2018 de https://curiosity.com/topics/nearly-everyone-experiences-intrusive-thoughts-heres-how-to-handle-them-curiosity/.
- National Center for Biotechnology Information. (2006, September). The role of cognitive factors in the pathogenesis of obsessive-compulsive symptoms: a prospective study. Recuperado el 17 de julio de 2018 de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16352291.
- Science Daily. (2014, April 8). Surprising truth about obsessive-compulsive thinking. Recuperado el 17 de julio de 2018 de https://www.sciencedaily.com/releases/2014/04/140408122137.htm.