Seguro te habrás burlado de Aquaman cuando eras pequeño y lo veías por la tele hablar con delfines y nadar sin respirar, mientras que Batman y Superman salvaban el planeta. O de la mujer maravilla, con su trajecito patriótico y su avión invisible.
Y es que eran malos superhéroes en comparación, con menos trabajo de diseño, nacidos de ideas pobres, dados a luz sin amor…, pero en realidad no estaban tan mal.
Para demostrarlo, hemos elaborado esta lista de los peores superhéroes del cómic de todos los tiempos, una especie de Pasillo de la Fama de los casos más patéticos y más rebuscados de los distintos universos de la historieta.
Los personajes que verás a continuación tienen algo en común: encarnan un estereotipo tan vago, tan fácil y de resolución tan poco verosímil, que lo mejor que les ocurrió en sus vidas fue abandonar las páginas de cómic donde nacieron.
Por raro que pueda parecer, estos personajes fueron creados por guionistas y artistas consagrados, como Jerry Siegel, John Byrne, Curt Swan o Neal Adams, célebres por sus colaboraciones en historietas centrales de los universos Marvel y DC.
Poderes cutres, conceptos manidos, historias enrevesadas, estos seis personajes son el contraejemplo ideal si pensamos en los mejores superhéroes de cómic.
(DC, Adventure Comics #342, 1966)
Casi todos los listados de superhéroes cutres están encabezados por este ridículo personaje. Creado por Edmond Hamilton y Curt Swan, sus superpoderes se limitaban a cambiar de color los distintos objetos del universo.
La explicación ofrecida al respecto es que el joven Ulu Vakk, del planeta Leppra, en el siglo XXXI fue golpeado por un rayo cósmico, un poco como los 4 Fantásticos, y adquirió estos tan sorprendentes poderes.
Color Kid formó parte de la Legión de Héroes Sustitutos, publicada por DC como una suerte de liga de superhéroes de reserva, a ratos en serio y a ratos en broma, dado el talante de los personajes involucrados.
Se suponía que los miembros de esta liga fueron aspirantes a legionarios rechazados (de la Legión de los Super-Héroes), unidos para demostrar que sus poderes no eran tan inútiles.
Esa liga de perdedores, fundada por Polar Boy, la integraban Antennae Lad, Chlorophyll Kid, Double Header, Fire Lad, Infectious Lass, Night Girl, Porcupine Pete, Stone Boy y el desafortunado Color Kid, cuya aparición en el tomo único de esta liga, publicado en 1985, era conocido temporalmente como Color Queen, después de que unos gérmenes le cambiaran de género. Todo mal.
(Marvel, U.S. 1 #1, 1983)
También conocido como U.S. 1 o, peor aún, U.S.A., este superhéroe de Marvel Comics es producto de los negocios de patente de la empresa en la década de los 80’s con la empresa juguetera TYCO, que necesitaba maximizar las ventas de un set de camiones eléctricos que llevaban el logotipo de U.S. 1, luego adoptado por el cómic.
¿Y qué mejor forma de hacerlo que lanzar una serie protagonizada por un superhéroe ciborg camionero? Tan cutre como suena: U.S. era un joven blanquísimo, rubio y de ojos azules, cuyo destino está surcado por la tragedia.
Sus padres camioneros (ambos, sí) mueren en un accidente de tráfico que los deja a él y a su hermano bajo tutela de sus tíos, cosa que le permite a Ulises ir a la universidad, mientras su hermano seguía los pasos paternos y se hacía, a su vez, camionero.
En un originalísimo giro de la trama, U.S. y su hermano son derribados gratuitamente por un archivillano de la carretera, accidente del que solo Ulysses sobrevive, gracias a la milagrosa intervención de la ciencia médica, que le implanta un cráneo metálico.
Ahí empiezan sus aventuras: con su cráneo metálico es capaz de percibir las ondas de radio de los camioneros y así, montando a su vez un camión, persigue al malvado villano por venganza. Cuesta creer que pueda idearse un personaje peor que éste.
(DC, New Guardians #2, 1988)
También hay supervillanos en esta lista. Snowflame debe ser uno, no solo de los peor concebidos y de historia más absurda, sino, además, de los más políticamente incorrectos que haya creado DC.
Se trata de un narco colombiano que tras inhalar ingentes cantidades de cocaína –o así se explica en el cómic– ganó una lista de superpoderes que incluyen fortaleza y agilidad sobrehumanas, inmunidad al dolor, pirokinesis y algo llamado “toque de cocaína”, que le permitía drogar a quienes le pusieran una mano encima.
Obviamente adicto a la sustancia, Snowflame lideraba un cartel que enfrentó y casi acabó con los chicos de The New Guardians, hasta que en un segundo enfrentamiento estos lograron arrojarlo a un pozo lleno de químicos. Semejante destino espera, según la DC de la época, a quienes se aventuren por los caminos turbios de la droga.
Una lección que no dejará de ser cierta, pero contiene cuotas enormes de moralina y que hacen de Snowflame uno de los clichés andantes más grandes y vergonzosos de la industria del cómic: el colombiano narcotraficante y adicto.
(Marvel, X-Force #116, 2001)
Otro de los más populares desaciertos del mundo del cómic, creado por Peter Milligan y Mike Allred, hizo su aparición en la serie “X-Force”, alternativa a los X-men, en su segunda cohorte de mutantes, solo para morir en ese mismo capítulo.
Apodado Zeitgeist (espíritu de la época, en alemán) por alguna misteriosa razón, tenía el carismático poder de vomitar una gelatina ácida, letal y altamente corrosiva. Y, en virtud de semejante caso de gastritis, debía llevar siempre una quijada metálica especial, por lo visto para no quedarse sin boca entre vómito y vómito.
Como si eso no fuera razón suficiente para deprimirse, los poderes de Zeitgeist se activaron, como suele ocurrir, en un momento inoportuno de su adolescencia, digamos: en pleno morreo con una chica.
La pobre sufrió las consecuencias y el evento traumatizó para siempre al pobre mutante que, años después, en el momento de morir destripado a balazos, recordaría el nombre de esa pobre primera chica: Felicity. Nada romántico, no. Por suerte la presencia del personaje en el universo X fue breve.
(DC, Adventure Comics #303, 1962)
Tenzil Kem es el nombre de este caballero cuyo planeta original se llama Bismoll. Allí, la carrera evolutiva entre microbios y personas fue tan intensa –los primeros haciendo la comida incomestible y los segundos adaptándose al fenómeno–, que los nativos desarrollaron el talentazo de comer lo que sea. Literalmente.
Lo bueno, claro, es que este chico jamás morirá de hambre. Inventado por Jerry Siegel y John Forte, este personaje se unió a la Liga de Superhéroes y en más de una ocasión salvó el día gracias a su poderoso apetito, como cuando se comió a la indestructible Miracle Machine y las energías del aparato le volvieron loco.
Uno esperaría unos dientes más afilados de parte de un tipo que puede comer lo que sea.
(Pacific Comics, Skateman #1, 1983)
Creado por Neal Adams en una ingenuísima apuesta por los patines de cuatro ruedas (sí, los hubo de cuadro ruedas paralelas primero).
Billy Moon es un veterano norteamericano de Vietnam y practicante de las artes marciales que, a su regreso de Asia decide dedicarse, pues…, a patinar.
Todo iba bien hasta que su mejor amigo es asesinado por una banda de moteros y luego, inspirado por la colección de cómics de un niño llamado Paco, Billy decide combatir el crimen como un patinador enmascarado.
El personaje, que no tenía ningún superpoder, duró una sola entrega en lo que constituye una especie de curiosidad en el mundo del cómic, dado que era fruto de uno de los creadores de cómics más importantes e influyentes del momento.
En los galardones de la Kitchen Sink Press se le otorgó a Skateman el dudoso honor de ser el peor cómic de los últimos 25 años y, en numerosas ocasiones, se ha tomado como máximo ejemplo de qué no hacer.
Al lado de Skateman, de acuerdo a The San Diego Reader, personajes estériles como Dazzler de Marvel comics “parecen escritos por Marcel Proust”.
Hasta aquí la lista de los peores superhéroes y supervillanos de todos los tiempos. Una perfecta demostración de que no cualquier idea es vendible en el universo de los cómics y que sus lectores no van a comprar cualquier cosa.