En la sociedad actual, ser perfeccionista puede verse más como una virtud que como una debilidad. Por supuesto, ello se debe a que esta cualidad siempre ha estado ligada al éxito.
Sin embargo, muchos psicólogos desmitifican la falsa idea de que el perfeccionismo es algo bueno para el ser humano.
Estos psicólogos han descubierto que la constante búsqueda de la perfección puede traer consecuencias negativas para el bienestar mental.
Los especialistas en salud mental aseguran que las personas perfeccionistas son más propensas a sentir culpa y vergüenza cuando experimentan el fracaso, debido a sus estándares de excelencia poco realistas.
Por tanto, el perfeccionismo está también ligado a una salud mental más baja.
Un grupo de investigadores analizó un compendio de 284 estudios en los que participaron más de 57.000 personas.
Tras esta investigación, pudieron concluir que el perfeccionismo está asociado a síntomas de ansiedad y a otros trastornos como el obsesivo-compulsivo (TOC) y los alimenticios.
Otro estudio científico llevado a cabo en 2016 analizó la relación existente entre el perfeccionismo y la depresión.
Se concluyó que las personas con altos niveles de perfeccionismo tienden a sufrir de estados depresivos en gran proporción, por lo que afirmaron que el perfeccionismo es un factor de riesgo de cara a desarrollar un trastorno depresivo.
Las personas perfeccionistas pueden modificar este comportamiento con la ayuda de los siguientes enfoques:
Adoptar una mentalidad de crecimiento consiste en aceptar que se puede mejorar los resultados si se aprende de los errores.
Según investigadores de la Universidad de Stanford, el perfeccionamiento implica dedicar demasiado tiempo a no cometer errores, lo que es un error en sí mismo.
De acuerdo a lo que expone Amanda Ruggeri, las personas perfeccionistas no son capaces de tratarse a sí mismas de manera compasiva.
Es importante que quienes tienen este tipo de comportamiento sean amables consigo mismos para evitar los síntomas y conseguir superar el perfeccionismo.