Es un hecho que las poblaciones de diversos países industrializados están envejeciendo rápidamente. Por consiguiente, las fuerzas laborales también envejecen. En los Estados Unidos, la población a partir de los 65 se duplicará durante los próximos 30 años, alcanzando los 88 millones en el año 2050, según la Oficina del Censo. Uno de cada cuatro empleados tendrá 55 años en el 2024, según las estimaciones del Departamento de Trabajo estadounidense.
Por otro lado, muchos trabajadores mayores se ven en la necesidad de seguir trabajando hoy en día debido a los problemas económicos, y otros desean mantenerse activos, a pesar de haber superado ya la edad de jubilación.
«Actualmente, la gente llega a los 60 y están en condiciones de seguir trabajando durante 15 años más. De hecho, esta parte de la vida se está convirtiendo en la que más recompensa emocionalmente», afirmó Jonathan Rauch, autor del libro La curva de la felicidad: por qué la vida mejora después de los 50.
La discriminación a causa de la edad persiste. Sin embargo, durante la última década han empezado a caer los estereotipos sobre los trabajadores mayores: no es cierto que sean menos capaces de aprender y resolver problemas, ni menos productivos.
Los empresarios han comenzado a idear alternativas para los trabajadores mayores que tienen más experiencia profesional, creando oportunidades para que se desenvuelvan como mentores de los empleados más jóvenes e inexpertos.
Por ejemplo, de los grandes fabricantes mundiales, BMW se encuentra entre las compañías que más valoran la experiencia y las habilidades de los trabajadores mayores. Incluso ha llegado a implementar modificaciones en sus líneas de producción para mejorar la ergonomía en el entorno laboral.
«En los círculos empresariales ya se está hablando más sobre el valor del capital humano de más de 50 años. Es un principio», señaló Paul Irving, presidente del Centro para el Futuro del Envejecimiento en el Instituto Milken.
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