Quienes hablamos en español a ambos lados del Océano Atlántico conformamos una comunidad de más de 600 millones de personas que por motivos históricos compartimos un idioma al que llamamos castellano o español, de acuerdo con las convenciones vigentes en cada país.
Usar el mismo idioma es una gran ventaja para el entendimiento de los pueblos: hay una ortografía perfectamente normada y una convención alrededor del significado de la mayoría de las palabras. Sin embargo, la pronunciación del idioma puede variar muchísimo de una región a otra, siendo muy notable que los pueblos americanos, en general, no distinguen entre la ce, la ese y la zeta, y pronuncian todas como ese. Tal hábito se conoce con el nombre de “seseo”.
La diferencia de pronunciación del español a cada lado del Atlántico es tan notable, que el cantor catalán Joan Manuel Serrat realizó un disco de canciones americanas al que llamó jocosamente “Cansiones”; así, con ese, para dejar más que claro el origen de las canciones elegidas para ese trabajo.
Pero ¿por qué se modificó así la pronunciación del idioma en tierra americana?. Al parecer hay varias razones para ello. La primera que se alude es que los habitantes originarios del continente al aprender la lengua hispana la mezclaron con sus propios idiomas autóctonos, con lo que aportaron nuevos acentos y giros idiomáticos.
A ello debemos añadir la incorporación de millones de individuos africanos que provenían de cientos de pueblos distintos y tenían aún más idiomas. La mezcla de caribes y bantúes con la lengua de Cervantes tenía necesariamente que modificar a todos los miembros de la ecuación.
Otro planteamiento importante para explicar el seseo es que la mayoría de las personas que acudieron a conquistar el nuevo mundo eran originarios de la zona sur de España, es decir, sevillanos, gaditanos, malagueños y en general, andaluces. En esa región ibérica la ce y la zeta son mucho más débiles que en el centro del país, debido a la larga influencia de la invasión árabe, así que desde un primer momento las fuertes entonaciones de esas dos letras llegaron suavizadas al nuevo continente.
No sólo la presencia de andaluces modifica pronunciación y acentos en el uso del idioma español de América. En el sur del continente es notable cómo se modifica el acento con los movimientos migratorios. Argentina, por ejemplo, recibió una enorme cantidad de genoveses, quienes conformaron una próspera comunidad en Buenos Aires. En ese país el español se habla con marcado acento italiano.
Más al norte, en Uruguay, el acento italiano se debilita y se mezcla con usos propios de la lengua portuguesa, dado que el pequeño país fue parte de la federación brasileña antes de obtener su independencia definitiva. Otro tanto ocurre con Bolivia, cuya frontera oriental se vierte hacia Brasil y también aparecen vestigios de la lengua de Camoes.
¿Habías notado la gran cantidad de variantes que ofrece el idioma español según quién lo hable? Comparte esta información con tus contactos en redes sociales y haz que ellos también se enteren.
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El párrafo donde se sugiere el origen del seseo en la forma de hablar de andaluces, entre los que incluye a malagueños que no eran andaluces sino granadinos en aquella época, debería considerar su eliminación. De hecho lo que se produce muy habitualmente en esa zona del antiguo reino de Granada (Málaga o Granada) es el zezeo y no el seseo.