La Tierra está llena de vida animal y vegetal. En cualquier región del planeta hay, en mayor o menor medida, cientos de especies que buscan cumplir con su ciclo de existencia. En el caso de las plantas ellas cuentan con múltiples características que las diferencian unas de otras. No es lo mismo un helecho que una planta que produzca frutas o rosas.
Las plantas crecen durante toda su vida y para ello necesitan nutrientes que les permitan completar su desarrollo. El proceso clave es la fotosíntesis que es la forma de utilizar la energía de la luz solar y transformarla en materia orgánica rica en energía.
Constance Taylor, naturalista interpretativa del Centro para la Historia Natural de California, señala que a lo largo de su vida las plantas se sintetizan para crear nutrientes importantes de los que depende toda la vida no vegetal.
Cuando una planta muere los nutrientes quedan atrapados en sus células, es entonces cuando entran en juego las bacterias, los hongos y otros tipos de animales. Una múltiple variedad de insectos, gusanos y milpiés se comen todo el material vegetal muerto.
Sin saberlo los animales dividen los pedazos más grandes de la vegetación en trozos más pequeños, lo que se traduce en una mayor área de acción para que los hongos y las bacterias continúen con su proceso de descomposición.
Rama del árbol caído
Para ilustrar la situación la naturalista utiliza como ejemplo la rama de un árbol que ha caído. En poco tiempo termitas, escarabajos y otros bichos comenzarán a comerse a la planta muerta. A medida que avanzan en el consumo de las hojas y la madera las cosas se van convirtiendo en trozos más pequeños.
En el proceso los seres involucrados expulsan lo que no pueden usar, convirtiéndose en alimento principal para que las bacterias aerobias lleguen y liberen aún más nutrientes.
En otra fase de la descomposición de la rama llegan los hongos que, de acuerdo a la especialista, son vitales para el proceso de reciclaje de nutrientes en el medio ambiente.
Para consumir los nutrientes de la planta, los hongos emplean enzimas que disuelven las paredes celulares del material vegetal. Seguidamente absorben los nutrientes que se van liberando.
La parte final del festín lo hacen las bacterias aerobias que necesitan el oxígeno para sobrevivir. Ellas se encargan de “comer” el carbono y el nitrógeno disponibles después que el resto ha culminado su proceso de descomposición.
Una vez finalizada la tarea de las bacterias, hay un desperdicio final que incluyen importantes nutrientes de plantas como el magnesio y el fósforo.
Señales de alerta
Cuando una planta inicia su proceso de muerte envía señales de alerta. Es una situación similar a cuando un bebé llora. Cuando esto ocurre la madre comienza a revisar el pañal, recordar a qué hora comió por última vez o si en realidad tiene sueño.
En el caso de las plantas las razones que derivan en su llamado de atención pueden ser muchas. Entre ellas se encuentran la baja calidad del suelo en el que están. Para que esto no ocurra hay que elegir un suelo fértil, libre de gusanos y que pueda aflojarse, ya que un suelo muy compacto evita que las raíces “respiren” oxígeno.
Otras razones que pueden generar la muerte de las plantas es la poca o la mucha agua que se le suministra. Las plantas son diferentes, por lo que necesitan diferentes cantidades de agua. Hay especies que necesitan ser regadas todos los días, mientras que hay otras pueden recibir agua 1 vez a la semana.
Igual situación ocurre con la luz solar. Las plantas de interior no requieren grandes cantidades de luz, mientras que las plantas como las rosas necesitan plena luz del sol.
Hay plantas que mueren debido al mal drenaje del suelo o de la maceta en la que están. Estos deben ser lo suficientemente porosos para permitir un buen drenaje.
Al igual que en la vida animal, las plantas también pueden enfermarse y morir. Es por ello que se recomienda utilizar pesticidas orgánicos para evitar plagas.
La vida vegetal es un reino en el que conviven millones de seres vivos, cada uno hace su parte para llevar la vida a un nuevo nivel.
