Queercore: How to punk a revolution retrata los comienzos de un movimiento que aún hoy, casi 40 años después, sigue levantando ampollas en los poderes conservadores que ven peligrar sus anticuados principios de control.
Dos jóvenes no binarios estaban tan cansados y asqueados de lo excluyente que era la subcultura punk que decidieron crear, a principios de los años ochenta, un movimiento hardcore-gay-punk por su propia iniciativa, empezando a producir películas experimentales y publicaciones alternativas.
Esos jóvenes eran el cineasta Bruce LaBruce y su amiga G. B. Jones, artista, música y cineasta experimental. Ahora son los protagonistas del documental escrito y dirigido por Yony Leyser: Queercore: How to punk a revolution, que se estrenó el año pasado en Europa y que se lanzará en Estados Unidos durante el próximo mes de octubre.
El documental es un collage potente de entrevistas, de conciertos revolucionarios que transformaron las escenas punk y LGBTQ, de otros documentales anteriores y de películas experimentales.
Recopila puntos de vista sobre esa época y enmarca el movimiento en las páginas coloridas de los fanzines de aquel entonces.
La producción se divide en tres partes: el nacimiento del escenario, los desencuentros con el punk, y su desintegración para pasar a identificarse con otras corrientes, como la del movimiento de los derechos civiles y el feminismo.
El punk radical y homofóbico
Las raíces del punk, a finales de los años 60 y durante los 70, respetaban la diversidad sexual, pero estrellas del rock como Patti Smith y bandas como Nervous Gender criticaban los roles de género.
Más adelante el punk se fue asociando con manifestaciones estereotípicas de masculinidad y violencia, hasta llegar a un punto en el que ser punk era sinónimo de ser macho y homofóbico.
Por otra parte, a finales de los 70 y en los 80, el movimiento gay parecía centrarse en el activismo a favor de la asimilación, especialmente en ciudades como San Francisco, Nueva York o Toronto.
En este contexto, el joven artista canadiense Bruce LaBruce, que vivía en Toronto, se sintió rechazado por ambas subculturas: la punk y la gay.
El nacimiento del Queercore
Bruce LaBruce creó un escenario propio con su amiga G. B. Jones, uniendo lo punk y lo queer. Ambos rechazaban el comportamiento violento de los punks radicalizados y el comportamiento aburguesado de los gais.
Utilizando la música, las películas experimentales y los fanzines consiguieron crear el movimiento Queercore.
Juntos editaron el fanzine J.D.s, con el que intentaron reflejar que el Queercore se trataba de un movimiento mundial y no de algo ideado por un par de amigos. Y lo consiguieron, porque inspiraron a otros jóvenes queer que se sentían incomprendidos.
El documental Queercore: How to punk a revolution, dirigido por Yony Leyser, muestra cómo LaBruce y Jones, unos auténticos visionarios, crearon el movimiento fingiendo que ya existía.