Los eventos trágicos que afectan ciudades generan pérdidas humanas y desplazados, pérdidas económicas, de ingresos y de medios de vida, así como de los servicios básicos, son una oportunidad para reconstruir mejor las ciudades.
Esto parece una utopía, pero puede hacerse realidad, cuando la recuperación de las ciudades por desastres incluye en su programa los riesgos para reconstruir infraestructuras resistentes a ellos.
Por tanto, la recuperación de desastres debe tener en cuenta las causas originales del evento. Entre las causas de orden social se encuentran la desigualdad, la exclusión y una débil gobernabilidad. En cuanto a las causas de los desastres ambientales, incluyen desde la urbanización no planificada, hasta la degradación ambiental.
Desde el año 2000, alrededor del 80% de los desastres naturales han sido las tormentas tropicales, de las cuales, el 60% se han producido en el Caribe.
En vista de este panorama, se hace perentorio que la realidad actual de recuperación de desastres evolucione. Actualmente, lo que por regla sucede a un desastre natural es una serie de costosos esfuerzos de reconstrucción que terminan siendo financiados a través de préstamos bajo la regla de una estricta austeridad.
Esta costumbre de enfrentar la reconstrucción y recuperación por desastre generalmente acarrea como consecuencia la incapacidad de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Ello sin contar con el hecho de que generará una deuda pública que tendrán que asumir las generaciones futuras y que consume mucho presupuesto.
Para una recuperación urbana eficiente posterior a un evento trágico, algunos expertos sugieren a los gobiernos tener en consideración los siguientes factores de cara a una mejor planificación de la reconstrucción:
El canon fijado internacionalmente en términos de recuperación urbana ha establecido que los países desarrollados inviertan una suma de 88.554.000.000 euros en un fondo de recuperación. Este fondo sería destinado para los países en desarrollo ante un evento de recuperación por desastre, y la meta es tener recaudado esta cantidad en 2020.
Sin embargo, el total recaudado hasta ahora está muy alejado de la cifra objetivo. En ese sentido queda ejercer mayor presión para la implementación de mejores políticas de recuperación, y ahí es donde la sociedad organizada puede obrar muchos resultados. El destino de las ciudades depende de acciones positivas en el presente, aplicando procesos de recuperación sostenibles e inclusivos.