Después del breve reinado de Fruela II, la guerra civil se enseñoreó del reino. Entre los diferentes pretendientes al trono leonés estaban Alfonso, Ramiro y Ordoño, que eran hijos de Fruela II; mientras que, por otra parte, estaban los hijos de Ordoño II: Alfonso, Sancho y Ramiro.
El primogénito de Fruela, Alfonso Froilaz el Jorobado, es aclamado rey de León por parte de sus partidarios. Pero, el primero en el orden sucesorio por parte de Ordoño II, Alfonso, pide ayuda al rey de Pamplona Sancho I Garcés, que es su suegro.
Este le presta ayuda y Alfonso, junto con el apoyo de los nobles de Galicia y del condado de Portugal, arroja a Alfonso Froilaz del trono leonés, con lo que éste no tiene más opción que refugiarse en Asturias, donde pudo conservar el poder hasta el año 931.
Pero Alfonso Ordoñez no consiguió verse reconocido en todo el reino, pues su hermano Sancho se hizo coronar en Santiago de Compostela, siendo reconocido pacíficamente por su hermano Alfonso Ordoñez, aunque, con posterioridad, hubo una lucha entre los dos hermanos de la que salió finalmente triunfante Alfonso IV.
Alfonso fue coronado en León el 12 de febrero de 926, mientras su hermano Sancho recibía Galicia y su hermano Ramiro el condado de Portugal, aunque ambos reconocían la supremacía de Alfonso.
Sancho murió tres años después, sin descendencia, y Alfonso reunió de nuevo Galicia con León.
Alfonso se retira como monje a Sahagún
El año 931 ocurre un suceso inesperado: Alfonso IV, que acaba de perder a su mujer Oneca, se retira como monje a Sahagún.
Antes llamó a su hermano Ramiro, que residía en Viseo, y, ante los nobles y obispos, reunidos en Zamora, le cedió el trono el 6 de noviembre de 931.
Alfonso abandona el monasterio
Un año más tarde, y sin que se sepan las causas, abandona el monasterio y, tras apoderarse de Simancas, logra entrar en León, de la que estaba ausente Ramiro, que había salido en campaña para auxiliar a los toledanos rebelados contra Córdoba.
Avisado de los movimientos de Alfonso, regresa con su ejército y hace prisionero a su hermano.
Alfonso Froilaz y sus hermanos aprovechan esta situación para acometer contra Ramiro desde sus posesiones asturianas, pero, una vez más, vence Ramiro II, que les hace prisioneros, conduciéndoles a León para encerrarles junto a Alfonso IV, dando por acabado el enfrentamiento por el trono leonés.
A todos los hace cegar y a Alfonso IV lo traslada a Ruiforco donde murió en el 933.
El condado de Castilla, testigo de la contienda
Durante la contienda entre los Froilaz y los Ordóñez, el conde de Álava y Lantarón, Álvaro Herraméliz, reconoce a Alfonso IV, pues está casado con una hermana de su mujer, de la estirpe navarra.
El conde Nuño Fernández también le reconoce en un documento del 25 de febrero de 926, aunque puede que su postura durante la contienda no fuera muy clara y por eso debió de caer en desgracia.
En Castilla, la situación se complicó con el enfrentamiento de Alfonso IV y Ramiro II. Los condes Álvaro Herraméliz, de Álava y el de Burgos Gutier Núñez, eran fieles a Alfonso IV, mientras que, por esa época, aparece un documento, fechado el 1 de enero de 931, que está firmado conjuntamente por Ramiro II y el conde Fernán González.
El triunfo obtenido por Ramiro tendrá como consecuencia el final del poder de los condes de Burgos y Álava y el ascenso del verdadero conformador de Castilla como unidad política e histórica, Fernán González.
Del matrimonio de Alfonso IV con Oneca de Pamplona nacieron Ordoño IV y el infante Fruela.