Nepociano y Ramiro son dos personajes que coinciden, por las luchas existentes en Asturias, a la muerte de Alfonso II (el cual, al parecer, había nombrado sucesor a Ramiro I, ya que en el momento de su muerte, no tenía descendencia).
Ramiro, en el momento de la muerte de Alfonso II, estaba ausente de la Corte, pues se había trasladado a Bardulia (Castilla) en busca de esposa, situación que aprovecha Nepociano Díaz para hacerse con el poder.
Nepociano
Nepociano había sido comes palatii (conde palatino) en la corte de Alfonso II, e incluso algunas crónicas le titulan cognatus regis que tiene una difícil traducción a la terminología actual, pudiendo traducirlo como consanguíneo, posiblemente por la madre del rey, la vascona Munia.
Resuelto a hacerse con el poder, haciendo valer esa posible consanguineidad, reunió tropas entre asturianos y vascones.
Ramiro, alertado de estos hechos, armó un ejército en Galicia. Las huestes de ambos se encontraron en la localidad de Cornellana (Salas), junto al río Narcea.
El combate se decidió a favor de Ramiro, ya que, al parecer, las huestes de Nepociano le abandonaron. Éste, al verse solo, huyó, siendo capturado en Primorias, en las proximidades de Cangas de Onís. Como castigo, fue cegado y encerrado en un convento, hasta el momento desconocido.
En las crónicas escritas en tiempos y patrocinio de Alfonso III, que era nieto de Ramiro I, Nepociano Díaz fue condenado al ostracismo.
Ramiro I
Libre de la molesta competencia de Nepociano, Ramiro, que en un principio se había encomendado del gobierno de Galicia, por mandato de Alfonso II, se hizo con el trono de Asturias, siendo coronado a la manera visigoda.
Contaba, a la sazón, cincuenta años de edad y era un experto en la guerra y el gobierno.
Si accidentada fue su llegada al trono asturiano, no se quedó atrás el resto de su reinado. En los ocho años que duró, tuvo que hacer frente a las sucesivas conspiraciones del conde palatino, Aldroito, y de su sucesor Piniolo, ambas sin éxito.
Los castigos fueron duros para ambos: a Aldroito se le cegó, mientras que Piniolo fue condenado a muerte junto a sus siete hijos. Cruel e implacable, los cronistas le llamaron «el de la Vara de Justicia».
Pero también le vinieron problemas desde el exterior, ya que, en el año 843, los vikingos desembarcaron en Gijón para dirigirse después a La Coruña y Betanzos. Ramiro I, al frente de un ejército implacable cayó sobre ellos y no tuvieron otra solución que embarcar hacia sus tierras.
Impulsó la repoblación de sus fronteras, mención especial a León, ya que el antiguo campamento romano brindaba posibilidades para el asentamiento de nuevos pobladores.
Pero Abderramán II, al ver el avance de los astures fuera de las montañas envió una expedición. Los musulmanes incendiaron la ciudad y derribaron sus murallas.
Ramiro I casó en el 820 con Urraca, matrimonio del que nacieron Ordoño I y Aldonza. Posteriormente casó, en el año 842, con Paterna, de cuyo matrimonio nació García.
Son también dignas de mención las construcciones efectuadas bajo el mandato de Ramiro I, como la iglesia de San Miguel de Lillo y el palacio del Naranco, lugar este último donde fallecería Ramiro el 1 de febrero de 850.
Con Ramiro I se abandonó la sucesión electiva, impuesta por los visigodos, y se adoptó la sucesión hereditaria.
Buenos días.
He leído en varias publicaciones del Reino de Asturias, que Nepociano fue capturado cerca de Pravia y no en Cangas de Onís, como aquí se relata.
Saludos.