La robótica y la inteligencia artificial ya han llegado a las granjas gracias a la startup Iron Ox, que ya abrió la primera granja, donde casi la totalidad de las actividades de cultivo están siendo llevadas a cabo por robots.
Teniendo en mente el objetivo de abrir próximamente otra granja en California, Iron Ox plantea las nuevas reglas (mucho más avanzadas) de la agricultura industrial.
Angus es el nombre del robot principal de Iron Ox, que está equipado con un software de aprendizaje automático que le permite cumplir dos funciones muy importantes: la primera, tender camas hidropónicas de vegetales, y la segunda, eliminar aquellos cultivos que han sido atacados por plagas antes de que afecten el resto.
Gracias al trabajo de Angus, la compañía ya tiene verduras disponibles para la venta, distribuyendo entre 5 y 10 cajas semanales al mercado de Bianchini en San Carlos, California. De momento, Iron Ox cultiva tres tipos de verduras: la lechuga baby, albahaca genovesa y la acedera roja.
La misión de Iron Ox va mucho más allá de cambiar el funcionamiento de la agricultura en el futuro próximo. En palabras de uno de sus fundadores, Brandon Alexander, el motivo que les llevó a crear Iron Ox es asegurar la frescura de las verduras que consumimos a diario.
«En este momento, los productos frescos en realidad no son tan frescos. Viajan un promedio 3.200 kilómetros, de la granja a la tienda, lo que significa que muchas personas están comiendo lechuga o fresas de una semana de antigüedad.»
La visión de la compañía incluye la actualización de las normas agrícolas, planteando la robótica como parte de los procesos estandarizados de cultivo. En concreto, esto se traduce en un plan de acondicionamiento de varias granjas robóticas para que vendan su cultivo de manera local tanto tiendas de comestibles, como a restaurantes.
Otro objetivo importante para la agricultura robótica es mejorar el sabor de las verduras, lo cual está garantizado en buena parte por la frescura.
La meta es que todos tengamos acceso a verduras accesibles, frescas y de mejor sabor, cultivadas en granjas que requieran menos espacio que las tradicionales. Si Iron Ox puede lograrlo, lo cual se perfila como una posibilidad, se forzará un cambio en la relación entre los agricultores, los minoristas de alimentos y, en última instancia, con la calidad de lo que consumimos.