Cuando se estudia o simplemente se lee sobre historia se tiende a hacerlo de una forma focalizada en un ámbito espacial concreto, pero sin relacionarse con otro ámbito que coincida en el mismo espacio temporal.
Por eso, no es habitual tener en cuenta al estudiar el Imperio romano, las posibles relaciones con otros imperios, salvo si entran en conflicto con él.
En el siglo I d.C. coexistieron en dos ámbitos espaciales muy distantes en kilómetros dos imperios, el romano en Europa y el chino de la dinastía Han.
¿Sabías si hubo contactos entre ellos? ¿Eran conocedores sus dirigentes de la existencia de los otros?
Pues sí, debieron ser conscientes, porque hubo intentos de contacto directo tanto de un parte como de otra, pero ninguno consiguió los resultados esperados.
Si bien es cierto que la misión no estaba exenta de riesgos y peligros por los dos grandes y poderosos imperios que tenían entre medias, los partos y los kusháns. Fuentes chinas y romanas recogen esos intentos.
Sí que hubo intercambios comerciales de forma indirecta, seda oriental, vidrio romano o ropa, todos acreditados.
Gran parte de lo que se conoce del lado romano sobre el comercio de seda y la seda en general proviene del relato de Plinio el Viejo en su Naturalis Historia. Escribió sobre el gran valor del comercio entre Roma y los países orientales:
«Para el cálculo más bajo, India, Seres y la península arábiga toman de nuestro Imperio 100 millones de sestercios cada año: es decir, eso es cuánto nos cuestan nuestros lujos y mujeres»
Pero queda la duda si esa referencia a Seres pudiera ser la lejana China o incluso la India.
Un tema muy controvertido y que ha suscitado diferentes teorías acerca de un contacto más directo o algo parecido. Nos lleva a remontarnos a la época de primer triunvirato.
Craso, uno de los triunviros, se encontraba luchando contra el Imperio Parto y sufrió en una de las derrotas militares más duras de la historia de Roma. Siete legiones fueron masacradas en Carras (Harran, Turquía).
Por Plutarco y Plinio, el Viejo, sabemos que pudieron caer prisioneros unos 10.000 remansos, un equivalente a dos legiones, cuyo destino hubiera sido la esclavitud.
En su traslado a las tierras más interiores debieron morir muchos de ellos y se especula que los partos vieron una gran oportunidad de utilizar esa fuerza militar experimentada en beneficio propio. Años después, Augusto intentó recuperar parte de aquellas tropas.
En la década de los 50 del siglo pasado renace la teoría de las legiones perdidas de la pluma del historiador Homer H. Dubs quien ha especulado con la posibilidad de que aquellos prisioneros fueran trasladados a la frontera oriental parta y podrían haberse enfrentado más tarde con las tropas Han en esa región.
Éste hace referencia a un relato chino escrito por el historiador chino Ban Gu en el que se habla de unos extranjeros que defendieron la ciudad de Zizhi y combatían de una forma especial, utilizando estrategias y formaciones muy similares a la de la tortuga o testudo, típica de las legiones romanas.
En el año 36 a.C. estos extranjeros son identificados por Dubs en su teoría, como aquellos legionarios derrotados en la batalla de Carras y que al final fundaron la ciudad de Liqian en Gansu.
Esta teoría ha sido reforzada por el investigador australiano David Harris.
Pero a partir de ahí, ha habido innumerables teorías que contradicen la de Dubs. Se han hecho estudios genéticos, al final del s XX entre la población de la zona, y si bien es cierto, se confirma que un porcentaje considerable de los habitantes presentan cierta afinidad genética con poblaciones europeas.
Eso sí, no es suficiente para acreditar la teoría, máxime si tenemos en cuenta que esta zona está cerca de la Ruta de la Seda y era transitada en su día por muchos viajeros -muchos de ellos occidentales- a lo largo de siglos, pudiendo haber provocado un cierto mestizaje.
Así mismo el catedrático de estudios chinos Owen Lattimore pone en duda por falta de pruebas la creación una ciudad romana en la antigua China.
En la misma línea el historiador estadounidense de origen chino Ying-Shih Yu pone en duda la teoría de Dubs. Y Cammann, por su parte, plantea que la ciudad pudo haber sido fundada por mercaderes griegos o bactrianos.
Una nueva hipótesis fue presentada por el Dr. Christopher Anthony Matthew de la Universidad Católica Australiana en su artículo Greek Hoplites in an Ancient Chinese Siege («hoplitas griegos en un antiguo asedio chino») en 2011.
Matthew sugiere que estos misteriosos guerreros no eran legionarios romanos empleando la formación de testudo, sino tal vez descendientes greco-macedonios del ejército de Alejandro Magno, que aún luchaban como hoplitas en formación de falange.
Pero el problema radica en que tampoco las fuentes escritas chinas aluden al hecho.
En definitiva, la teoría de Dubs es muy atractiva e ingeniosa pero carente de base científica que pueda acreditarla, parecen meras conjeturas, interesantes, pero conjeturas, al fin y al cabo.
¿Romanos en el corazón de la China Imperial? Ahí queda eso.
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Tendría que haber una serie sobre esto o un tipo de documental