Cultura

Saul Bass: biografía y obra del diseñador gráfico más influyente de todos los tiempos

Durante 40 años, las obras de Saul Bass fascinaron a directores de películas, espectadores y amantes del cine en general, que encontraron en el estadounidense al perfecto artífice de la síntesis de un film: sus créditos.

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Pero su increíble huella no se quedó en la pantalla grande, si no que también llegó a coronar las lides publicitarias.

Repasar la biografía Saul Bass es sumergirse en una historia de vocación y empeño, estrategia y desafíos, que terminan por sorprendernos con grandes duplas. Saul Bass Hitchcock, es una de las más inolvidables, y también polémica, ya que el trazo y la visión del genio gráfico traspasó a los teatros en una de las escenas más emblemáticas del cine mundial.

¿Quién fue Saul Bass?

Reconocido como  uno de los diseñadores gráficos más importantes de todos los tiempos, Saul Bass, ha quedado en la historia del arte como el más grande artífice del diseño con fines cinematográficos y comerciales.

Nació en el Bronx, el 8 de Mayo de 1920 y desde muy pequeño manifestó su gusto por el dibujo, casi de manera enfermiza y con increíble pasión.

Saul Bass nació en Nueva York en 1920

Este hijo de inmigrantes judíos de Europa del Este, se vio pronto buscando la manera de ayudar con los ingresos familiares, y una vez que terminó la educación básica, se volcó a trabajar. Corría la época de la Gran Depresión y el joven Bass, pintaba escaparates y carteles para puestos ambulantes de fruta en el vecindario donde hacía vida.

Pero con 17 años, el soñador Saul vio la suerte llegar a su vida, cuando uno de estos carteles comerciales callejeros captó la atención de un miembro de la Liga de Estudiantes de Arte de Manhattan, quien le ofreció una beca para ampliar su formación en el Arts League de Nueva York.

Años después, aún en formación, Bass intentó buscar trabajo como diseñador y con el firme propósito de conseguirlo, armó lo que sería su primer portafolio para poner en marcha toda una estrategia de promoción en las agencias de publicidad del momento.

Durante meses, no dejó de recorrer toda Nueva York con este fin, hasta que llegó la afortunada llamada de su primer trabajo. Por supuesto que, en adelante, cambiaría de agencia en varias ocasiones, pero siempre causando maravillosa impresión con sus habilidades creativas.

Con miras a proseguir sus estudios, Bass se enroló en el Colegio Brooklyn, y allí se topó con el diseñador húngaro Gyorgy Kepes, quien presentó a los ojos del artista emergente el estilo Bauhaus y constructivismo ruso, ambas claras influencias de su trabajo.

Hasta 1946 el neoyorquino se movió en su ciudad, con distintos trabajos. Entonces, se mudó a Los Ángeles y apenas unos años después, en 1950, fundó su propio estudio.

Gyorgy Kepes

Inicialmente, su estudio se dedicaría a trabajos con fines publicitarios, pero una propuesta del cineasta independiente Otto Preminger estaría re-direccionando las intenciones de Bass, incluso sin saberlo. Preminger, le encargó el diseño del póster de su película “Carmen Jones” en 1954 con tal fascinación por el trabajo logrado que, la petición se extendería a los créditos de la película. Nacía toda una leyenda del diseño gráfico en el cine.

Con varios trabajos en puerta, Bass contrató como asistente a quien sería su esposa y más fiel aliada de vida y profesión, Elaine Makatura Bass, con quien llevó adelante innumerables proyectos, incluyendo a sus dos hijos.

Estilo gráfico de Saul Bass

Un estilo llamativo e inquietante define el pensamiento de Bass plasmado en arte. Hasta su llegada a Hollywood, los créditos de apertura en la cinematografía no eran más que monótonas seguidillas de letras formando nombres. El mayor factor de sorpresa que habían empleado, hasta entonces, los técnicos de los grandes estudios o la National Screen Service –otrora responsable de esto-, era cambiar el tamaño y tipo de letra según el film. Pero, con la incorporación de Bass al proceso creativo de la cinematografía, concretamente en este aspecto, las secuencias de apertura de las películas verdaderamente tomaron otro nivel para convertirse en auténticas obras de arte.

Bass sabía que debía enganchar al espectador en los primeros minutos de la película con su arte, así que su labor no podía cumplirse de cualquier forma. El hoy recordado como artesano de Hollywood, solía incluir marcos de colores sólidos y jugar con distintas formas geométricas para presentar animaciones minimalistas en torno a los créditos.

Así, se pueden enumerar entre las diversas técnicas de Bass, la animación de recortes, el montaje, el diseño de nombres y la composición con acción real. A medida que Bass se iba familiarizando con la industria y marcando su sello particular, podía reconocerse una entrega artística mucho más acabada, con formas básicas, colores planos y miradas únicas tomadas, como solo podía hacerlo, de la estética del arte moderno.

Obra de Saul Bass

Logotipos

Bell (1969)

Bass tuvo la encomiable labor de refrescar el ya avejentado logotipo de la compañía de comunicaciones American Bell Telephone Company, conocida como Bell. Los trazos del diseñador, quien eliminó la frase “Bell System” del interior, le dieron flexibilidad y un aire más moderno a la icónica campana, logrando preservar el reconocimiento de marca con el que ya contaba la empresa en la época.

Logotipo Bell

El resultado fue un gráfico limpio y atractivo, con una campana de contorno más grueso, fácil de reconocer y usar con fines corporativos.

Fue utilizado hasta 1984 cuando el propio Bass fue asignado con el diseño de un nuevo  logo para la compañía, resaltando esta vez sus letras iniciales.

AT&T (1984)

En 1983, Saul Bass cambió radicalmente el concepto del logo de Bell, una vez que la compañía decidió usar las letras iniciales de su nombre, AT&T.

Logotipo AT&T

Incorporó a la gráfica una esfera que simbolizaba el alcance global que había logrado la empresa. En dicha esfera, mantuvo unas bandas en representación del origen estadounidense de la organización y conservó su característico azul.

Warner Communications (1972)

Una estilizada doble uve que identifica a la empresa matriz, Warner communications desde 1972 gracias al ingenio de Bass. Como es usual en su propuesta gráfica, este logo se reviste de atemporalidad, tanto que después de 40 años sigue resultando bastante actual y vigente. Simple, original y muy armonioso, lleva el sello Bass sin duda.

Kleenex (1980)

En los 80, cuando se buscaba una identidad gráfica limpia, reflexiva y pensada para perdurar, Bass era el hombre a llamar, y eso hizo Kleenex a inicio de esta década. ¿El resultado? Un logo que, a pesar de identificar a una compañía de papelería sanitaria, no tenía ni una sola lágrima que secar.

Logotipo Kleenex

Bass usó un tipo de letras unidas que, indirectamente, llenaba de sonrisas la palabra Kleneex y daba justo en la nota emocional indicada para proyectar el espíritu alegre y amigable que quería transmitir la compañía. Fue apenas modificado en 2008 con una ligera curvatura.

Quaker Oats (1971)

No hay mejor versión del Sr. Quaker que el monocromático y estilizado que propuso Bass para su logo en 1971. Apenas una silueta sonriente que parecía invitarte a probar con confianza el producto. La simplicidad y los trazos en colores sólidos se vuelven a hacer presenta bajo el diseño de la mano de oro.

Logotipo Quaker Oats

United Airlines (1973)

Bass resolvió los problemas de lectura en las reducciones del logo original de United, con una sólida forma de escudo y los colores rojo, blanco y azul en alusión a la bandera estadounidense. Hasta su fusión con Continental en 2010, este fue el logo que usó la empresa.

Hanna-Barbera (1979)

Nuevamente Bass supo captar el espíritu de la marca con este logo que, con movimiento o no, da la sensación de dinamismo, amén de sus colores que enseguida conectan con la naturaleza de la empresa productora de dibujos animados. Como la mayoría de los logos de Saul Bass, este resulta muy atemporal y fácil de estampar en la memoria colectiva.

Logotipo Hanna Barbera

Celanese (1965)

La corporación Celanese obtuvo una buena cuota de la visión de Bass con la creación de este logo, que extendía la C del nombre de la marca a modo de un laberinto y con escape infinito, tanto como las aspiraciones de la compañía de estar en el número uno en lo que a fabricación de materiales especializados se refiere.

Logotipo Celanese

Este diseño fue usado hasta 2008 cuando, en base a la misma idea de Bass, se modernizó la línea y el trazo de la C.

Dixie (1967)

Este inconfundible logo estuvo vigente hasta 2003 y el vínculo inquebrantable con la marca de vasos y platos, casi obliga a preguntarse por qué fue reemplazado en algún momento. La propuesta gráfica de Bass en este caso, logra ser divertida y aun así quedarse en la línea clásica con una increíble versatilidad de usos.

Logotipo Dixie

Minolta (1978)

Esta compañía japonesa, la primera en crear una cámara autofocus en 35mm le encargó a Saul Bass el rediseño de su marca en 1978. El diseñador aprovechó la simetría de la palabra Minolta tomando como punto central la O, y orientó su diseño a un círculo que representaba ese punto medio en el nombre de la marca.

Logotipo Minolta

Bass bautizó este círculo como “a magic dot” y explicó que simbolizaba expansión mientras agregó 5 líneas blancas a las cuales señaló como “rayos de luz”.

Pósters

Anatomy of a Murder (1959)

Al igual que en la secuencia de apertura de este drama criminal que también estuvo a su cargo, el póster de Anatomy of a Murder, da al film una identidad fuerte y atemporal. Con un juego de palabras del título, Saul alinea la disección de un cuerpo en evidencia de un crimen que pareciera haber sido cortado sin piedad.

Póster Anatomy of a Murder (1959)

Un claro acercamiento de Bass a lo primitivo como tantas veces lo plasmó. Usando letras a mano en distintas dimensiones, Saul busca jugar con las distintas versiones de un crimen que se mezclan en el propio film.

El hombre del Brazo de Oro (1955)

Es este su primer gran logro como diseñador vinculado al cine. Bass decidió emular el personaje de Frank Sinatra en la película para el póster promocional, un jazzista adicto a la heroína que lucha desesperadamente por poner su vida en orden. Un brazo blanco recortado sobre fondo negro aparece dándole completa atención al lado más abstracto del papel de Sinatra, el de su adicción.

Póster El hombre del Brazo de Oro (1955)

Vértigo (1958)

Póster Vértigo (1958)

Inspirado en la portada de un libro de matemáticas que tenía espirales, Bass experimentó con esta forma para sintetizar la esencia de la película y plasmar el complejo remolino en el que está inmerso el personaje de James Stewart en el film.

West Side Story (1961)

La ilustración casi minimalista para la película de Robert Wise maravilló a la industria con un contraste de blanco y negro que acentuaba la fuente negra contra las simples ilustraciones de dos personajes bailando.

Póster West Side Story (1961)

Bass le da un aspecto más callejero con un acabado urbano y desgastado en la tipografía. La escalera en zig-zag al mejor estilo de los edificios en Nueva York ayuda al espectador a ubicarse inmediatamente.

The Cardinal (1963)

De todos los pósters de Saul Bass, este quizás representó el mayor reto pues debía crear un símbolo libre de cualquier tipo de vinculación eclesiástica, para evitar ahuyentar a un espectador que no quisiera ver una película enlazada con la religión.

Póster The Cardinal (1963)

Finalmente, Saul se decidió a convertir al nombre de la película en ese símbolo. Una composición con marcada tendencia moderna que dividía en dos para anunciar que se trata de un film de Otto Preminger; el “the” de “The Cardinal” con especial tamaño y en negro, daba cuenta de la autoridad superior de la Iglesia Católica Romana, que se impone ante la palabra «Cardinal» casi en miniatura. El negro sólido que soporta ésta composición sin duda devela el lado oscuro del largometraje.

The Fixer (1968)

El cartel de “The Fixer”, un film de John Frankenheimer, muestra al espectador en el entramado camino que debe recorrer el personaje principal, interpretado por Alan Bates, un abogado norteamericano que debe defender a un judío en la Rusia de los Zares.

Póster The Fixer (1968)

Grand Prix (1966)

La manera más elocuente de aludir a una carrera y su velocidad, la consiguió Bass en unos trazos desgastados que se yuxtaponían en la silueta de varios coches de carreras. El cartel del Grand Prix, fue otro encargo de Frankenheimer para el genio Bass.

Póster Grand Prix (1966)

Filmografía

Psicosis

Hoy día el éxito de Psicosis y su alcance sigue teniendo repercusión en la industria del cine. Pues bien, la crítica atribuye gran parte de este éxito al propio Bass, quien fue el encargado de hacer el storyboard de una de las escenas más emblemáticas de la película y en la historia del séptimo arte.

Storyboard de Psicosis

Aunque Alfred Hitchcock nunca reconoció esto públicamente, la codirección de Bass en esta secuencia es una realidad para los entendidos en Hollywood.

La vuelta al Mundo en 80 días

Póster La vuelta al mundo en 80 días

Para la época, la secuencia de títulos y créditos finales de este film fue la más larga y cara realizada jamás. Cada fotograma de la película fue hecho a mano, lo que se tradujo en una inversión de 65 mil dólares.

Pero el minucioso trabajo de Bass valió la pena el esfuerzo, pues logró una colorida, graciosa y animada secuencia que sirvió de estupendo cierre para esta propuesta de Michael Anderson: entradilla de La vuelta al Mundo en 80 días

Créditos de la película La vuelta al mundo en 80 días

The Big Country

En esta película de William Wyler de 1958, Bass orientó su forma de hacer los títulos de inicio hacia una modalidad menos gráfica, e incorporó el uso de la imagen real. Aquí, los créditos persiguen dinámicamente el paso de una caravana que se sumerge en el infinito Oeste. Acompañado con la música de Jerome Moross, Bass logra la transición sublima de los créditos iniciales a la narración del film en su inicio.

Walk on the wild side

Saul Bass logró que los títulos fuesen tan importantes en la industria cinematográfica, que este recurso incluso podía convertirse en una amenaza para el éxito del film, tal es el caso de Walk on the wild side, en el que los títulos de apertura fueron tan llamativos y alabados por la crítica, que realmente la película solo es recordada por eso.

The Man with the Golden Arm

Al igual que en el póster, Bass hace uso de una imagen tan cargada de simbolismo como el brazo, en auténtica alegoría a la drogadicción. Esto causó, por supuesto, una gran conmoción. Bass cuenta que se inspiró en su propia manera de digerir la impresión que le había causado ver, por primera vez, el cuadro del ‘Guernica’ de Picasso, en el que también aparecen unos brazos en tensión.

Póster The Man with the Golden Arm

Otros trabajos gráficos de Saul Bass

En la misma línea de su aporte al cine, como diseñador gráfico, Bass sintió la necesidad de darle vida a su peculiar visión gráfica, pero de otra manera. Así, incursionó en la dirección de cortometrajes e incluso llegó a estar galardonado por ello.

The Searching Eye (1964)

Siempre ligado al plano visual, y lo que ve como artista, Bass apuesta en este corto a explorar lo que nunca se ve. Amante de las metáforas, el diseñador y director se ancla en las acciones más sencillas de un niño en una playa para descubrir esa otra dimensión oculta. Con la cámara, agrega una profundidad que da cuenta de la conciencia visual del protagonista, mostrándola en primera fila.

Why Man Creates (1968)

Este film, de 25 minutos de duración, fue co-escrito por Bass junto al guionista Mayo Simon. Se trataba de una pieza documental que combinaba las ya conocidas animaciones del genio Bass con marcada tendencia a la estética del cine experimental europeo para analizar la naturaleza  de la creatividad. Le valió el Oscar a mejor corto documental en 1968.

Phase IV (1974)

Único largometraje de Bass, el cual, por años, fue objeto de burla y desdén, aunque no se puede decir lo mismo de su aceptación en las aulas. Se convirtió en un objeto de culto entre amantes del cine y jóvenes en formación en la industria.

Sin duda, es una buena manera de entender el mundo estético de Bass aun cuando no recibió el aplauso esperado. Las secuencias con las hormigas son verdaderas muestras de cine, y cada que podía, Bass hacía alardes visuales que llegaban a hipnotizar.

Bass ilumina la pasión de aquellos que viven y respiran con la televisión, las películas, la música popular y el arte impreso. Notas sobre artes populares utiliza varias técnicas –acción, animación y efectos especiales- para explicar cómo es que estas manifestaciones artísticas pueden llegar a ser extensión y expresión de un ser humano.

The Solar Film (1980)

Apenas 9 minutos les tomó a Saul y Elaine Bass –su esposa y aliada artística- abogar por el uso de energía solar. Para ello, se valieron de imágenes reales con un poco de animación, que hizo más amena la entrega informativa sobre cómo el hombre seguía desperdiciando sus recursos naturales y de qué manera esto atentaba a la vida de los seres humanos.

Premios otorgados a Saul Bass

Durante su afortunada trayectoria, Saul Bass logró hacerse de varios premios y reconocimientos, entre ellos, el Royal Designer of the Industry que otorga la Sociedad Real de Artes de Londres, el cual recibió en 1965. Apenas unos 3 años después, Bass validaría su talento para la dirección al ser reconocido por la Academia de las artes con el Oscar a mejor documental por su corto “Why Man Creates”.

Saul Bass con el Óscar por el documental «Why Man Creates» (AMPAS)

En 1977, el artesano de Hollywood fue nombrado Art Director of the Year por el Arts Directors Club de Nueva York y en 1981 recibió la Medalla de Oro del American Institute of Graphic Arts (AIGA).

Para 1984, fue honrado con una beca de la Academia Bezalel de Jerusalén, y otros tantos institutos de arte avalados a nivel mundial, quisieron reconocer su labor. El Colegio de Arte de Filadelfia y Los Angeles Art Center College of Design, le otorgaron respectivamente doctorados honoris causa. Bass también llegó a ser miembro del consejo ejecutivo de la Conferencia Internacional de Diseño de Aspen, Colorado.

Como si fuera poca está abultada lista de premios y galardones, el arte de Bass ha recorrido el mundo en museos, instituciones y espacios académicos desde exposiciones en el Festival de Cine de Rotterdam en 1981, en ​​la Cinemateca Francesa en París en 1982, y en el Festival de Cine de Zagreb en Yugoslavia, en 1984 hasta una retrospectiva de sus aportes gráficos en el departamento de arte de la Universidad de California, en Los Ángeles, colecciones de su obra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en la Biblioteca del Congreso de EE.UU. en Washington, DC, en Ámsterdam, en el Museo Stedlijk o en Checoslovaquia en el Museo de Praga.

Curiosidades sobre Saul Bass

Solo un talento como el de Bass pudo lograr que los títulos de una película se convirtieran en un verdadero espectáculo, tanto que gracias a su arte, los créditos iniciales de una película dejaron de proyectarse sobre la cortina del  teatro y en cambio, los carretes de las películas comenzaron a marcarse con una nota para el operador que decía «Proyeccionista – tira la cortina antes de los títulos».

Alguna vez Bass reflexionó en modo humorístico, “para el público promedio, los créditos iniciales de las películas solamente implican que quedan 3 minutos para comer palomitas de maíz.”

Pero a pesar de su sencillez, Saul Bass realmente se convirtió en la realeza hollywoodense de la realización cinematográfica. Aun estando en el Hall de la fama de los directores artísticos de la meca del cine, Bass se empeñaba en mirarse como cualquier mortal, uno que realmente amaba lo que hacía. «No hay nada glamuroso en lo que yo hago. Sólo soy un trabajador. Quizás yo soy mucho más afortunado que la mayoría en eso, porque yo recibo una considerable satisfacción por hacer un trabajo útil, del cual yo y a veces otros, pensamos que es bueno».

En su afán perfeccionista, el diseñador que alguna vez pintó carteles en las calles del Bronx, supo darle a su propuesta gráfica la justa medida que necesitaba el cine, y el cine darle la justa medida que anhelaba Bass. «Quiero hacer cosas bellas, incluso si a nadie le importan» solía decir. Y vaya si lo logró.

Sus más grandes colegas y admiradores dentro del gremio saben que una pieza falta en el cine desde que Bass dejó de existir a sus 75 años en Los Ángeles, en 1996. El cáncer habrá arrebatado su vida, pero no su legado, que todavía hoy es reconocido como uno de los más impactantes que ha podido tener la historia de los filmes en el mundo, por ser auténtico, atemporal y minimalista.

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