Viajes

Segovia, un cuento de hadas de piedra

Comenzamos nuestro recorrido en el corazón de Segovia, en el Acueducto Romano. Esta impresionante obra de ingeniería, construida hace casi dos mil años, a finales del reinado del emperador Trajano, es el símbolo de la ciudad. Tiene más de 167 arcos y 20.400 piedras y, lo más curioso, se construyó sin utilizar ningún tipo de argamasa ¡Una auténtica proeza de la ingeniería romana!

Cuenta la leyenda que una joven aguadora estaba cansada de cargar pesadas cántaras de agua por las empinadas calles de la ciudad. Harta de su dura labor decidió hacer un pacto con el diablo. Prometió su alma a cambio de que construyera un acueducto que llevara el agua hasta la puerta de su casa, liberándola así de su pesada tarea.

El diablo, siempre dispuesto a hacer un “mal” negocio, aceptó el trato y comenzó a trabajar incansablemente. Noche tras noche, utilizando su magia negra, construía los arcos del acueducto. Estaba tan cerca de terminar su obra que incluso se imaginaba ya cobrando su deuda.

Sin embargo, la aguadora, al ver la inminente finalización del acueducto, se arrepintió de su pacto y comprendió el error que había cometido. Justo antes de que el gallo cantara, señalando el amanecer y el fin del plazo pactado, la joven se confesó con un sacerdote.

El capellán, conmovido por su arrepentimiento, le indicó que rociara con agua bendita los arcos del acueducto para anular el hechizo del diablo. La aguadora así lo hizo, y al contacto con el agua bendita, el diablo, derrotado, huyó dejando incompleta su obra. ¿Y dónde está el diablo ahora?

Un diablo con móvil

A pocos metros del acueducto hay una escultura de José Antonio Abella, en la que se nos muestra al diablo, aparece como un personaje más cercano y contemporáneo. Lejos de la imagen tradicional de un ser maléfico y aterrador, este diablo se presenta como un ser pícaro y travieso, casi cómico, con una expresión de resignación y sosteniendo una especie de teléfono móvil, como si estuviera tomando un selfi.

Diablo de Segovia, escultura de José Antonio Abella (turismodesegovia.com)

En las cercanías del acueducto se encuentra la escultura de la loba Capitolina, una pieza cargada de simbolismo e historia. Se trata de una escultura de bronce que representa a una loba amamantando a dos gemelos, Rómulo y Remo, los míticos fundadores de Roma.

La Casa de los Picos

Desde el Acueducto, dirigimos nuestros pasos hacia la Plaza Mayor siguiendo el trazado de la Calle Cervantes. En el camino podemos admirar la conocida Casa de los Picos, una de las construcciones más singulares y llamativas de Segovia. Su nombre se debe a los picos de granito que adornan su fachada, creando un efecto visual único y misterioso.

Se cree que fue construida en el siglo XV, aunque su origen exacto sigue siendo objeto de debate entre los historiadores. Se desconoce la función exacta de los picos, pero se barajan diversas teorías: desde una función decorativa hasta una protección contra el frío o el fuego.

La casa es un magnífico ejemplo de la arquitectura civil gótica castellana. Su interior, al que se puede acceder en algunas ocasiones, alberga un patio central y diversas salas decoradas con elementos mudéjares.

Casa de los Picos, Segovia (Emilio J. Rodríguez Posada, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons).

En el año 1500 la Casa de los Picos fue adquirida por el regidor Juan de la Hoz, de hecho, en la clave de la puerta de acceso, así como en los dinteles de la balconada puede verse el escudo de este linaje.

Siguiendo nuestro recorrido hacia la Plaza Mayor, un poco más adelante y a la izquierda es posible contemplar el palacio del Conde Alpuente, un edificio construido en el último tercio del siglo XV. En su fachada podemos admirar unos espléndidos ventanales geminados gótico-flamígeros y una muestra del esgrafiado segoviano, dibujos geométricos que simulan un encaje. Una forma original y sencilla de embellecer fachadas construidas con materiales pobres.

La Plaza Mayor

Esta plaza, rodeada de soportales y edificios históricos, ha sido testigo de numerosos acontecimientos a lo largo de los siglos. Aquí se han celebrado mercados, fiestas y torneos. La plaza que conocemos hoy en día no siempre tuvo esta apariencia, a mediados del siglo XVI la iglesia de San Miguel -que estaba ubicada en el centro de la plaza- se derrumbó. Este hecho obligó a rediseñar completamente el espacio, dando lugar a la plaza rectangular que conocemos actualmente.

El 13 de diciembre de 1474, precisamente, en el atrio de esta iglesia tuvo lugar uno de los momentos más trascendentales de la historia de España: la proclamación de Isabel como reina de Castilla. Un acto solemne al que asistieron nobles, clérigos y representantes del pueblo. Ante todos ellos, Isabel fue proclamada reina de los castellanos en virtud del Tratado de los Toros de Guisando, que la reconocía como heredera legítima al trono.

Plaza Mayor de Segovia (Jorge Franganillo, Flickr).

Si prestamos atención al pavimento, en la Plaza Mayor es posible encontrar algunas de las veinticuatro placas de bronce que marcan el itinerario subterráneo del acueducto entre la plaza del Seminario y la entrada al Alcázar.

Canción de despedida

Antonio Machado vivió en Segovia entre 1919 y 1932, años en los que ejerció como profesor de instituto. Durante este tiempo, la ciudad se convirtió en una fuente de inspiración para el poeta, quedando plasmado en sus versos tanto la belleza de sus paisajes como la esencia de sus habitantes.

En agradecimiento, la ciudad mandó levantar una escultura en su honor y ubicarla en la Plaza Mayor. Se encuentra sobre una base en la que se pueden leer versos del poema “Canción de Despedida”, escritos en Segovia en 1922:

“Verdad que el agua del Eresma / nos va lamiendo el corazón…/¡Torres de Segovia, /cigüeñas al sol!”

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