Ya se conocen las consecuencias de no contar con un sistema eficiente de vigilancia ante las posibles amenazas de una nueva pandemia. ¿Puede un sistema de vigilancia y alerta temprana prevenir a un continente ante una próxima pandemia?
La propagación de enfermedades virales se vuelve particularmente efectiva en aquellos lugares con un sistema sanitario precario, tal como ocurre en la mayor parte del continente africano.
Prueba de ello fue el brote de ébola detectado a finales de 2013 en una pequeña población al sur de Guinea. El primer caso reportado habría sido un niño de año y medio de edad. Sus síntomas no encajaban en el perfil de los síndromes virales conocidos hasta ese momento. Tanto el niño como varios de sus familiares murieron desde el reporte a finales de diciembre hasta mediados de enero de 2014. Todos presentaron la misma sintomatología: síndrome febril, vómitos y deposiciones negras.
El profesor de genómica y biología molecular de la Universidad Redeemer en Nigeria, Christian Happi, fue el primero en diagnosticar y secuenciar, junto a un equipo calificado, el misterioso virus. No fue sino hasta marzo de ese año que se pudo identificar el virus causante del brote epidemiológico. Se trataba del virus del ébola. Se estiman que en el brote en África Occidental se infectaron más de 28 mil personas y que de ellas, más de 11 mil fallecieron.
Para Happi fue frustrante la baja capacidad de respuesta hospitalaria ante aquel brote. Compartir información entre instituciones sanitarias se tardaba más de lo debido, agudizándose así el número de contagios y muertes en África. Aparte de las dificultades básicas en el continente, el mayo fallo se concentró en la inexistente coordinación de esfuerzos para abordar la situación. Happi no se mantuvo ajeno a detectar la enorme problemática a la que se enfrentan en esas latitudes.
Anualmente, unos 140 brotes de infecciones virales azotan al continente africano. Por tanto, es urgente contar con un sistema de información que permita una efectiva toma de decisiones para detener la propagación del virus a nivel local, evitando que traspase los límites del continente.
El investigador Christian Happi vivió en carne propia las mortificaciones de esperar durante semanas a que la información respecto al virus del ébola pasara de hospital en hospital hasta alcanzar todo el sistema sanitario en Nigeria.
Así que se hizo un planteamiento trascendente: crear un sistema de información disponible en tiempo real para todos aquellos actores que toman decisiones en el sistema sanitario nigeriano. Su novedosa idea abordaría un sistema de detección rápida de las infecciones virales, de tal manera que el mismo pueda notificar de inmediato a las autoridades pertinentes. Su fin último es frenar el avance del virus en esa área geográfica donde haya sido detectado.
Pardis Sabeti, especialista en biología computacional perteneciente a los equipos del MIT y del Broad Institute de Harvard, ha estudiado con Happi durante más de 20 años una serie de infecciones virales, entre las que se cuentan la fiebre de Lassa y más recientemente, el ébola.
En ese tiempo discutieron en más de una ocasión cuán necesario sería implementar un sistema de respuesta rápida frente a la aparición de un brote viral. En su diseño tendrían que encajar tanto un procedimiento de detección de brotes como un sistema que alertara a las autoridades sanitarias de inmediato. Solo de este modo se podría contener el brote y, en consecuencia, evitar una potencial pandemia, a la vez que se prescindiría de la intervención de laboratorios y científicos extranjeros de los que se ha dependido por décadas en África.
La propuesta de ambos biólogos fue rechazada repetidamente en varios entes de subvenciones desde su primera presentación en 2010. No fue hasta mayo de 2014 cuando el Banco Mundial atendió la solicitud de petición de fondos para el proyecto, ya cuando se habían enfrentado al brote del ébola en Nigeria. Con la subvención en mano, Happi y Sabeti comenzaron a darle forma a Sentinel.
Basándose en sus ideas iniciales, y con la experiencia adquirida estudiando la fiebre Lassa y el ébola, ambos biólogos se centraron en primer término el proceso de detección de agentes patógenos. Para ello crearon una prueba sencilla y de precio módico. Está elaborada con un papel que reacciona ante la presencia de virus ya conocidos.
En segunda instancia, añadieron un sistema de pruebas que analizan a la vez decenas de virus. Con ello se pretende abordar en corto tiempo el análisis de muestras provenientes de pacientes con virus tanto conocidos como desconocidos. El resultado: conocer en tan solo una semana cuáles son los procesos virales que están causando brotes entre la población y poner así mayor atención en los agentes patógenos desconocidos.
Asimismo, el diseño del proyecto Sentinel acopla la información recolectada acerca de las infecciones virales en un sistema de información que se comparte inmediatamente a través de una aplicación móvil. Esta red informativa permite un alcance efectivo del sistema sanitario africano a todas las aldeas remotas donde suelen surgir brotes virales, pues al enterarse en tiempo real de la situación, las autoridades pueden tomar decisiones asertivas para contener la propagación de la enfermedad.
Lamentablemente, el continente africano reporta que cerca de un 35% de muertes entre las totales anuales se relacionan con brotes virales. La detección y alerta temprana de la existencia de un nuevo virus puede revertir esa cifra. Una vez capacitado el personal de salud, desde la toma de muestras hasta la alimentación del sistema de información en tiempo real, se retomaría el auténtico control y prevención de enfermedades.
El objetivo es lograr que Sentinel sea parte esencial del trabajo cotidiano en el sistema hospitalario nigeriano para el año 2025. A partir de entonces se extendería a otras regiones como Senegal y Sierra Leona, entre otros. Sin embargo, la aparición del COVID-19 aceleró el reloj.
La noticia acerca del COVID-19 llegó a oídos de Sabeti y Happi, quienes se percataron de la necesidad de adelantar el cronograma de implementación de su sistema de información. Esta fue la prueba que corroboró la eficacia de Sentinel ante la aparición del nuevo coronavirus.
Rápidamente se ubicaron centros de toma de muestras y análisis en los hospitales piloto de Nigeria, Senegal y Sierra Leona en febrero de 2020. Y en apenas 48 horas, el laboratorio de investigación de Happi realizó el análisis del primer genoma del COVID-19 detectado en Nigeria. Actualmente, el equipo del biólogo se enfoca en realizar las pruebas entre los habitantes nigerianos. A la vez, se ha podido entrenar a los trabajadores de la salud en el uso de Sentinel para administrar análisis de diagnóstico y alimentar el sistema de información.
Sentinel no solo garantiza la efectividad en cuanto a la forma de manejar un escenario de posible pandemia, también le devuelve la capacidad de acción autónoma al personal médico africano con un sistema de prevención y alerta temprana, para lograr un verdadero control de enfermedades.