Una ciudad a la que es preciso conocer, como diría Borges, por los pies.
La cultura en la Europa del periodo entreguerras
En la parte trasera de su ayuntamiento también encontramos un retrato inusual en este tipo de edificios, el de Grace Kelly. Y es que con él se decidió homenajear a la estrella de Hollywood y agradecer su visita allá por el año 1966.
Si hacemos caso a la mitología, fue fundada por el mismísimo Hércules, pero de lo que no hay duda es que en el 45 a. de C. fue conquistada por Julio César y que, además, fue la capital del imperio Almohade, cuando se extendía desde Libia hasta Cataluña.
Seguramente que la primera asociación que hacemos cuando oímos hablar de la joya del Guadalquivir es la feria de abril, pero quizás lo que muchos no sepan es que su origen fue fruto de una visión comercial de un vasco y un catalán, pero no de un andaluz.
Una de sus joyas arquitectónicas es, sin duda, la catedral. Construida en estilo gótico, a mediados del siglo XV, sobre una planta cuadrada, y no de cruz latina, ya que se erigió sobre una mezquita árabe. Se trata de la catedral gótica cristiana más grande del mundo, y en dimensiones tan solo está por detrás de San Pedro en el Vaticano y de la catedral londinense de San Pablo.
Al viajero no advertido lo primero que le llama la atención son las cadenas exteriores, de hierro con eslabones de diferentes estilos que descansan sobre columnas de mármol. Estas cadenas marcaban el límite jurídico en el siglo XVI, suponían el amparo arzobispal frente a los delitos perseguidos por la justicia. Por su parte, las columnas marcaban el límite que no debían sobrepasar los mercaderes en la venta de sus productos, ya que cada vez estaban más cerca del espacio religioso.
Se dice que las bóvedas de la catedral respiran y, de alguna forma, esto es cierto, ya que se produce una dilatación de hasta tres centímetros diariamente a consecuencia de la diferencia térmica.
En una de sus puertas –las del Perdón- aparece la figura de San Pablo. La tradición reza que no se encuentra esposo aquella mujer que no consiga ver la tercera mano en la escultura. Vaya por delante una pista, una mano sirve de descansadero a la propia escultura.
Esta puerta permite el acceso al patio de los naranjos, con la Giralda en una de sus esquinas. Esta torre, con sus 104 m de altura, es más alta que el Big Ben londinense y que la torre de Pisa. En su interior hay treinta y cinco rampas –y no escalones como cuenta Dan Brown en su “Fortaleza digital”-.
Sus constructores se inspiraron en la mezquita Kutubia de Marrakech y en la parte superior hay una escultura de bronce –la más grande del Renacimiento- llamada Giraldillo, la cual da nombre a la torre. Quizás lo que muchos no sepan es que hay otras “giraldas” repartidas por el mundo, como por ejemplo en Kansas, La Habana o Puerto Rico.
La tradición cuenta que Alfonso X recibió varios regalos del sultán de Egipto a cambio de que le concediese la mano de una de sus hijas. El monarca rechazó tanto emparentarse con el mandatario egipcio como devolverle los presentes. Uno de ellos es el cocodrilo que se encuentra en el patio de los naranjos.
En su interior, además de la capilla donde rezaron los supervivientes de la primera vuelta agradeciendo haber superado todos los obstáculos, tenemos el retablo más grande del mundo y el mausoleo de Cristóbal Colón. El descubridor es llevado a hombros por cuatro reyes, que simbolizan los cuatro reinos de España –cada uno con sus distintivos: murciélago, cadenas, castillo y león-. El rey que simboliza al reino leonés, además, tiene su lanza clavada en una granada, una metáfora de la última conquista a los árabes.
Uno de los lugares más majestuosos de la ciudad es la plaza de España que se edificó durante la exposición Iberoamericana celebrada en el año 1929. Sus bancos representan todas las provincias españolas con la excepción de Tenerife y Gran Canaria, porque todavía no lo eran, y el nombre de Pamplona aparece donde debería estar su provincia –Navarra-. En la plaza hay, además, cuatro puentes que simbolizan los reinos que formaron la unidad geográfica.
La plaza fue diseñada por el arquitecto Aníbal González y es una metáfora del abrazo entre la antigua metrópolis y sus colonias. En sus proximidades hay una escultura del arquitecto que esconde un secreto: tres manos. Las de los hijos de los artistas que diseñaron la escultura. Para descubrirlas el visitante curioso deberá agacharse y asomarse por debajo de la ropa de la escultura.