El arte shunga reúne ilustraciones y grabados teniendo como motivo central el sexo en el Japón de los siglos XVII y XVIII. Estas obras fueron prohibidas en su época a pesar de la libertad sexual de la sociedad japonesa.
El término “shunga” significa “imágenes de primavera”, un eufemismo para referirse al acto sexual explícito que aparecía representado en grabados japoneses durante el periodo Edo (1603-1867) denominados Ukiyo-e.
El Japón que se representa en los grabados era una etapa marcada por una gran libertad sexual en la vida privada, pero regida por unas estrictas leyes basadas en el confucianismo.
Este arte recoge y plasma valores integradores y positivos, como el reconocimiento de las necesidades sexuales de la mujer o los homosexuales. Estas ilustraciones no estuvieron exentas de polémica y su producción estuvo sujeta a fuertes prohibiciones y censura por parte del Gobierno, penado por el Código Penal japonés.
En el mismo contexto, en Europa se mantenía una mayor disciplina religiosa y era algo impensable hacer representaciones de tipo sexual. El ámbito artístico estaba únicamente dedicado a la representación de reyes, vírgenes o cualquier ser celestial. Cualquier desviación en las normas establecidas podía llevarte a morir en la hoguera.
Fueron las bibliotecas ambulantes de Japón las que hicieron florecer el género shunga, así como a sus creadores. Estos dibujos eran muy famosos para todos los japoneses y circulaban en todas las clases sociales. Eran utilizados en muchas ocasiones a modo de Kamasutra, para aprender nuevas técnicas sexuales que se desconocían, así como decoración o entretenimiento.
Las representaciones que se hacen en este tipo de arte nipón, lejos de ser pornografía vulgar y obscena, son estampas eróticas que suelen ilustrar a bellas bijin-gas, retratos donde se idealiza a la mujer japonesa, vestida con elegantes kimonos y un cuidado cabello. Entre los artistas que mejor supieron representarlas fueron Utamaro, Katsushika Hokusai, Harunobu Suzuki o Tatsumi Shimura.
En estas imágenes también es propio que la representación del acto sexual se plasme con cierta sensibilidad y refinamiento. Las estampas eróticas muestran como el hombre y la mujer se entregan al placer en todas sus formas. Para ello, se ilustran los genitales con un tamaño desproporcionado y en un ambiente predominantemente floral.
También es recurrente incluir a animales, como en el caso de El sueño de la esposa del pescador, una de las imágenes más famosas de Hokusai (conocido mundialmente por su obra La gran ola de Kanagawa). En esta xilografía se muestra un pulpo practicándole un cunnilingus a una joven mientras que, con sus tentáculos, rodea su cuerpo, produciéndole un placer que le lleva al éxtasis.
Algunas de estas colecciones procedentes de Japón, Reino Unido, Europa y EE.UU. se recopilaron para una exposición pionera en este género en el Museo Británico, donde se examinaron las imágenes bajo el nombre de “Shunga: sexo y placer en el arte tradicional japonés”.
Artistas occidentales como Pablo Picasso o Toulouse Lautrec también se inspiraron en esta corriente conocida como “japonismo” para algunas de sus creaciones.
Actualmente el shunga sigue perdurando en otras formas como el manga o el anime, especialmente en el llamado hentai.