La psicología ha tomado ciertos nombres y características de personajes de cuentos, series o películas para determinar ciertos síndromes y complejos, como por ejemplo, denominar Peter Pan a aquellos adultos que se niegan a crecer y, por otro lado, llamar a Wendy a personas (sobre todo mujeres) que busca mantener la armonía de su entorno haciendo hasta lo imposible, a tal punto que este comportamiento puede afectar sus relaciones afectivas y el bienestar propio y el de los demás. Así, el complejo de Wendy evoca a la pequeña de 12 años que acompaña a Peter Pan a Nunca Jamás, siempre protegiendo a este personaje, a sus hermanos y a otros personajes del relato. Conoce más del síndrome de Wendy a través de este artículo.
Nunca crecer mentalmente:
Así es el síndrome de Peter Pan, un trastorno grave y del que poco se habla
Ya hemos explicado qué significa Wendy, y es que la psicología ha tomado ésta y otras referencias ficticias para explicar ciertos comportamientos que se evidencian en la realidad.
Así, el síndrome de Peter Pan en mujeres y hombres hace referencia al rechazo ante cualquier compromiso, la madurez y la adultez; el síndrome de campanita o Campanilla como un arquetipo femenino expresado en el encanto, ingenio, manipulación, represión de sentimientos y, muchas veces viendo mujeres queriendo asumir conductas propias de los hombres y la otra cara de la moneda, el síndrome o complejo de Wendy, representado en mujeres que anteponen los deseos de parejas e hijos sobre los propios. Conoce detalladamente qué es el síndrome de Wendy, su origen y vínculo con el síndrome de Peter Pan.
El síndrome de Wendy se cataloga como un trastorno de personalidad que se manifiesta por medio de la fuerte necesidad que sienten las personas que lo tienen de satisfacer a los demás, ya que, de no cumplir con eso, podría acrecentarse su miedo al abandono y al rechazo.
Al no contar con una entidad clínica reconocida, es clasificado como trastorno o síndrome de aceptación y no como una enfermedad mental o patología. Simplemente se maneja como un trastorno de personalidad.
Como se hizo mención previamente, se toma este nombre por Wendy Darling, personaje de la obra de teatro Peter Pan y Wendy, escrita en 1904 por el dramaturgo escocés James Mattew Barrie. El perfil psicológico del “niño que no quería crecer” sirvió como referencia para la comunidad científica a partir de la publicación en 1983 del libro El síndrome de Peter Pan: los hombres que nunca crecieron, donde el tema de la negación de asumir responsabilidades por parte de las algunas personas es abordado por el psicólogo Dan Kiley.
Este escrito inspiró que muchos especialistas vieran la contraparte de Peter Pan, Wendy, reflejada en muchas personas, asociándose este comportamiento maternal, afectivo y de sumisión con la niña del relato.
Se puede decir que las personas con el complejo de Peter Pan pueden verse complementadas con aquellas que padecen el síndrome de Wendy. Mientras las personas con el primero de los síndromes (en su mayoría hombres) luchan por evadir responsabilidades y ser libres pero se muestran adversos a la soledad, las personas Wendy hacen todo lo posible por acoger a los Peter Pan y cuidarlos, incluso cuando nadie les pidió asumir ese rol.
Como muestra, se puede ver el síndrome de Wendy en pareja, a través de una persona que asume el papel de responsabilidad, madurez y protección, en contraste con la otra persona intrépida, irresponsable y con falta de dirección propio de los que padecen el síndrome de Peter Pan.
Entre las causas del síndrome de Wendy, hay que considerar que dicha personalidad puede ser asumida por personas con pasado familiar donde sintió desprotección y exclusión, sin olvidar también la forma en que muchas mujeres fueron criadas en su niñez en un contexto patriarcal, donde en casa se establecen normas de conducta que deben ser ejercidas por las féminas, es decir, sirviendo sumisamente en su hogar o estar en segundo plano, siendo “hijas de”, “madres de” o “esposas de”, sin creer tener oportunidad de valerse o sobresalir por sí mismas.
Dicho esto, se pueden notar ciertas características o síntomas en personas que se sospeche tengan el complejo de Wendy, tales como:
Muchos de estos aspectos son tomados en cuenta por especialistas de la materia al diagnosticar el complejo a través de un test del síndrome de niña buena o Wendy. No obstante, vale acotar que, por factores educativos y sociales, gran parte de la población femenina ha manifestado algunas de estas características, debido a cuestiones de género.
El hecho de asumir el rol de persona perfecta, cuidadora y protectora de su entorno, puede traer secuelas considerables para el afectado de este complejo. Así, vemos que este tipo de personas tienden a sacrificar sus sueños y reprimir sus necesidades para cumplir y servir a los demás, renuncia que puede verse materializada a largo plazo en frustración, depresión y reproches constantes.
Por otra parte, las personas con complejo de Wendy suelen padecer de ansiedad, poca autoestima, introversión y agotamiento, además de sentirse inferiores ante otros y de tener estrés por cargar con tensiones emocionales propias y de su círculo familiar o social. Hay que agregar que están sumidas en soledad y tristeza, sin encontrar nada que las satisfaga.
En la parte afectiva y sentimental, padecer el síndrome de Wendy se puede ver como algo natural, pero en casos extremos se torna perjudicial, dado que se rompe el principio de equidad y equilibrio que debe existir al momento en que ambos asumen responsabilidades. Lo que es visto por muchos como complemento de la relación, en realidad puede afectar en gran medida a la relación de pareja.
Si bien muchos suelen buscar respuesta a cómo tratar a personas con síndrome de Peter Pan y de Wendy, hay que estar claros que no se trata de una enfermedad mental o patología, sino de un patrón adquirido por factores culturales, sociales y educativos. Por tanto, se debe prevenir que dicho patrón sea transferido de padres a hijos para evitar la repetición de este ciclo a futuro.
Asimismo, a nivel individual, la persona afectada debe estar consciente de que presenta este trastorno y, una vez reconocido el problema, acudir a un especialista que diagnosticará su caso por medio de un test para el síndrome de Wendy o recopilación de información en sesiones donde se puedan evidenciar los síntomas anteriormente detallados.
De esto dependerá la aplicación de terapias y técnicas, sobre todo las de tipo cognitivo conductual, para que dichas personas afectadas puedan superar el miedo al rechazo o al abandono que las agobia sino asume su rol de protección y cuidado en su entorno.
A esto hay que agregar que se debe trabajar en delegar tareas y a aprenderá decir “no”, habilidades que, generalmente, están ausentes en el perfil psicológico de la persona con complejo de Wendy.
Este interesante tema relacionado con el complejo de Wendy llama a la reflexión acerca de la vigencia de patrones culturales y sociales instaurados en el pasado, si bien en tiempos recientes se ha visto con más frecuencia que este patrón de personalidad cada vez es asumido también por hombres. Por tanto, el síndrome de Wendy y el de Peter Pan reflejar lo que cada vez se observa dentro de la sociedad y se ha hecho habitual: personas que quieren vivir a plenitud sin ningún tipo de compromiso que los ate y, como contraparte, aquellas que se centran en asumir estas responsabilidades en búsqueda de una inexistente perfección.