La solidaridad orgánica es un concepto acuñado por Émile Durkheim, el principal exponente de la sociología francesa de inicios del siglo XX. Desarrolló dicho concepto con el fin de comprender qué mantenía unida a las sociedades occidentales e industrializadas. Con el fin de incidir sobre su realidad política, desarrolló esta categoría analítica para analizar a la sociedad francesa, la cual, en su terminología, era una sociedad orgánica.
Solidaridad mecánica:
Qué es, ejemplos y características de una sociedad mecánica
Con la intención de descubrir qué mantiene unida a la sociedad, Durkheim, padre de la sociología en Francia, desarrolló el concepto de solidaridad social. A partir de allí, Durkheim describió dos tipos de solidaridad en la sociedad asociados a sus características estructurales: la solidaridad mecánica, propia de las sociedades primitivas, y la solidaridad orgánica, presente en la sociedad moderna e industrializada.
Para comprender qué es la solidaridad orgánica es importante entender qué es solidaridad social en la obra de Durkheim. Lo primero que se debe tener claro es que el concepto no se refiere únicamente a la tendencia de los seres humanos a cooperar con sus congéneres, sino que antes está referido a las fuerzas que los empujan a formar grupos y vivir en sociedad.
Dicho de otra manera, la solidaridad social es lo que mantiene unidos a los miembros de una sociedad. De hecho, la palabra solidaridad se deriva del adjetivo latino solidus (que significa sólido, firme o unitario) presente en otros términos como sólido, soldado o soldadura. Para responder a qué es la solidaridad social, hay que atender a algunos ejemplos.
Un ejemplo de solidaridad social, en el caso de las sociedades primitivas, es la unión de individuos por similitud de actividades. Esto significa que las sociedades primitivas permanecen unidas porque sus miembros son semejantes. Por el contrario, en el caso de las sociedades modernas, lo que mantiene unidos a los grupos humanos son sus diferencias. En ninguno de los casos la solidaridad social está referida a la solidaridad con otras especies.
La División del Trabajo Social de Durkheim, publicada en 1983, es la primera obra del autor en la que se exponen, claramente, los conceptos de solidaridad orgánica y mecánica. Además, en esta obra se presenta una hipótesis sobre cómo las sociedades avanzan desde un modelo societal “primitivo” o rural, hacia un modelo societal moderno e industrializado. En dicha transición, la división social del trabajo en Durkheim juega un rol protagónico.
En efecto, la división del trabajo en Durkheim refiere a un hecho social material consistente en el grado en que las tareas y responsabilidades se han especializado en un grupo social. Mientras que las sociedades “primitivas” se caracterizan por una especialización muy elemental (distribución de responsabilidades por género y edad), las sociedades industriales se distinguen por una elevada especialización en todos los ámbitos de la existencia.
Durkheim propuso en esta obra que las sociedades rurales inician su transición hacia un modelo societal industrial una vez que las tareas y responsabilidades comienzan a especializarse como producto del incremento de la “densidad dinámica” del grupo social, es decir, como producto del incremento simultáneo de su población y de la cantidad de interacciones sociales.
Dicho lo anterior, resulta más sencillo explicar en qué consiste la solidaridad orgánica de las sociedades modernas. Si la solidaridad social es aquello que mantiene unida a una sociedad particular, la solidaridad orgánica es aquella forma de solidaridad social consistente en la unión de individuos y grupos sociales como producto de la especialización de tareas.
Cuando la sociedad se especializa tanto los individuos como los grupos se hacen responsables de un menor número de tareas o actividades. En el caso de los individuos, estos empiezan a dedicarse a actividades cada vez más específicas. En el caso de los grupos, estos pasan a constituirse como “órganos” (de allí el adjetivo “orgánico”) de la sociedad.
Por lo tanto, una sociedad orgánica es aquella en que la especialización ha creado una nueva pauta de interacción, según la cual los individuos se necesitan unos a otros, ya no por sus semejanzas, sino porque cumplen tareas distintas y complementarias. Mientras que la familia “primitiva” es virtualmente autosuficiente, la familia moderna requiere de los bienes y servicios proporcionados por otros individuos y grupos de la sociedad moderna y especializada.
Cada tipo de solidaridad social presenta una serie de características que le son propias y que tienen efectos sobre el individuo y la vida social. Tanto la solidaridad mecánica como la solidaridad orgánica presenta sus rasgos distintivos que permiten obtener una mayor comprensión sobre qué significan y que implicaciones poseen. A continuación, podrás conocer las principales características de la solidaridad orgánica.
Entre las características de una sociedad de solidaridad social orgánica, destaca que la misma es la principal pauta de interacción. Esto significa que los hombres y mujeres de una sociedad orgánica interactúan entre sí en función de sus diferencias. Una familia recurre al panadero, al sastre, y las enfermeras porque ella misma ya no abarca (al menos en su totalidad) todas esas responsabilidades de alimento, vestido y cuidado.
Lo mismo ocurre con los grupos, los cuales también terminan especializándose. Por ejemplo, mientras que en las sociedades “primitivas” el derecho es de carácter represivo y prácticamente aplicado por el total de los miembros de la sociedad, en las sociedades orgánicas el Derecho es competencia de un órgano especializado y de carácter restitutivo. Cosa similar sucede con policías y maestros, que son grupos especializados en la protección y la docencia.
Es en este sentido que la especialización condiciona las interacciones en las sociedades modernas: Los individuos buscan unos a otros porque ya no son autosuficientes, mientras que los grupos, altamente especializados, se suponen unos a otros para el mantenimiento de la vida social, así como el cuerpo humano depende de sus órganos para su correcto funcionamiento.
La solidaridad orgánica surge tras el incremento de la “densidad dinámica” y la subsecuente división del trabajo social. Durkheim postulaba que tal hecho (que además era un hecho social material) permitía la aparición de un nuevo tipo de solidaridad, la solidaridad orgánica.
Por el contrario, la solidaridad mecánica surgía naturalmente en los grupos de baja especialización, donde todos sus miembros tenían responsabilidades y tareas muy similares (como la caza, recolección o cuidados domésticos). Esto implicaba una menor “densidad dinámica” y una división del trabajo social muy elemental.
Una de las características de solidaridad orgánica es, precisamente, que surge cuando cambian estas condiciones materiales: Al incrementar el número de miembros y de interacciones, incrementa la competencia por los recursos. Luego, para reducir el conflicto, los individuos y grupos empiezan a especializarse hasta alcanzar un nuevo equilibrio basado en la cooperación y la solidaridad orgánica.
Existe un punto de confluencia entre Émile Durkheim y el filósofo social escocés Adam Smith en lo relativo a los efectos de la especialización sobre la sociedad. Ambos están de acuerdo en que la especialización de las actividades se refleja en un incremento de la productividad social, la eficiencia y el bienestar de los miembros de la sociedad.
Una de las características de las sociedades mecánicas es que son menos productivas y eficientes que las sociedades orgánicas. Al estar menos especializadas, tanto en su división de labores como en tecnología, obtienen menos rendimientos del entorno que explotan.
Por ello, una vez que la “densidad dinámica” y la división del trabajo social hacen su trabajo, no solo se facilita la cooperación entre grupos e individuos, sino que también se incrementa considerablemente la eficiencia de la sociedad, lo cual permite satisfacer más necesidades.
Finalmente, un menor grado de conciencia colectiva es quizás la más destacable característica de una sociedad de solidaridad orgánica, y fue sin lugar a dudas la que más preocupó a Durkheim a lo largo de su vida.
A pesar de que una sociedad con solidaridad orgánica presenta notables ventajas a su contraparte, también presenta grandes desventajas. La principal es que sufre una considerable reducción de la conciencia colectiva, es decir, del “conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de los miembros de una misma sociedad”.
En una sociedad orgánica, la conciencia colectiva es muy débil o casi inexistente, por lo que los individuos no siempre hacen valer las normas colectivas y con frecuencia se sienten aislados, sin conciencia clara sobre cuáles metas perseguir. Por supuesto, esto también posee una contraparte en tanto que el individuo pasa a ser un “precepto moral” en las sociedades modernas al emanciparse de las ataduras tradicionales.
Solidaridad mecánica | Solidaridad orgánica |
Característica de las sociedades preindustriales | Característica de las sociedades modernas |
La totalidad de miembros de una sociedad con solidaridad mecánica son similares en aptitudes, conocimientos, actividades y responsabilidades | Predomina la diferenciación entre aptitudes, conocimientos, así como la especialización en actividades y responsabilidades |
Fuerte moralidad común | Posee una moralidad común debilitada, inexistente o muy atenuada |
Se expresa en hechos sociales materiales como el derecho represivo | Se expresa en el derecho, bajo la forma de derecho restitutivo |
El individuo difícilmente puede sobrevivir fuera de la comunidad | El individuo se convierte en un «precepto moral» y tiende a desintegrarse de la sociedad y sus regulaciones |
Está asociada con una mayor tendencia al conflicto entre iguales | Está asociada con una mayor tendencia a la cooperación entre individuos diferentes |
Para una mayor comprensión organizaciones mecánicas y orgánicas resulta conveniente hacer una comparativa entre sus dos tipos de solidaridad. La solidaridad mecánica y orgánica difieren principalmente en el tipo de sociedad que aparecen (origen), pero también difieren en otros aspectos tales como el grado de especialización y moralidad común, las formas del derecho, las tendencias predominantes y la dependencia del individuo a la colectividad.
El modelo mecánico y orgánico de sociedad difieren en el tipo de solidaridad predominante, y esta, a su vez, difiere en la causa efectiva que la genera. Una sociedad del tipo mecánico se mantiene sólida debido a las fuertes semejanzas de sus integrantes. Estos se parecen en sus aptitudes, conocimientos, actividades y responsabilidades.
Por el contrario, una sociedad orgánica se mantiene unida porque sus individuos necesitan de los servicios ofrecidos por sus congéneres. Como todos difieren en aptitudes, conocimientos, tareas y responsabilidades, se requieren mutuamente para garantizar su existencia. El origen de la solidaridad orgánica radica en el incremento de la densidad dinámica y la especialización de las tareas derivado de la división del trabajo social.
Una sociedad puede considerarse mecánica en la medida en que presenta una baja densidad dinámica y una escasa división del trabajo. En tal sentido, los miembros de una sociedad mecánica cubren un amplio rango de responsabilidades y desempeñan una larga lista de tareas en su vida cotidiana.
Lo opuesto ocurre en una sociedad orgánica, puesto que en esta el grado de especialización es sumamente elevado. Cada individuo desempeña una única tarea altamente especializada e incluso los grupos e instituciones se especializan para cumplir diferentes funciones.
Los dos tipos de solidaridad social, mecánica y orgánica, generan variaciones en la conciencia colectiva en lo relativo a su volumen, intensidad, rigidez y contenido. Las sociedades de solidaridad social mecánica se caracterizan por una conciencia colectiva extendida en la totalidad del grupo social (elevado volumen), de gran intensidad y sumamente rígida (el bien y el mal están claramente definidos). Además, su contenido suele ser religioso.
Por su parte, las sociedades orgánicas tienen una moralidad común muy débil, al punto de que es casi inexistente. Esto se debe a que la conciencia colectiva que existe en ellas está poco extendida (bajo volumen), posee una baja intensidad y es laxa (el bien y el mal no están claramente definidos). Su contenido guarda relación con el individualismo moral, es decir, con el individuo como el principal valor moral de la sociedad.
Según Ernest Wallwork, el debilitamiento de la moralidad común francesa puede considerarse como la principal preocupación macro sociológica de Durkheim, siendo el problema central de su obra y en torno al cual sugirió soluciones tales como la creación de las llamadas «asociaciones intermedias», las cuales elevarían la cohesión social de la sociedad.
Aunque la obra de Durkheim se concentra en los hechos sociales inmateriales, su contraparte, los hechos sociales materiales, tienen una gran importancia explicativa respecto a la solidaridad social dado que algunos sirven para observar cómo se manifiesta la solidaridad en una sociedad dada. Por lo general, los hechos sociales materiales generan cambios sobre otros hechos sociales inmateriales o son una expresión materializada de estos últimos.
Por ejemplo, el derecho sirve como indicador de los cambios ocurridos en la moralidad de una sociedad concreta. Durkheim reconoció que en las sociedades mecánicas predominaba el derecho represivo, mientras que el derecho de las sociedades modernas e industrializadas tendía a presentar un carácter restitutivo.
En algunas sociedades, cuando la conciencia colectiva es intensa, extendida y rígida, la ley de sociedad de solidaridad social mecánica suele adquirir un matiz represivo. Esto significa que el conjunto de la sociedad se ofende por el incumplimiento de las normas, y que las penas suelen ser más drásticas (tales como mutilaciones) para poder subsanar el daño cometido al grupo.
Cosa opuesta ocurre en una sociedad de solidaridad orgánica. En esta no todos los miembros de la sociedad se sienten ofendidos con el incumplimiento de las normas, porque la conciencia colectiva no es ni intensa, ni rígida, ni extendida. Por ello, en este tipo de sociedades el derecho adquiere una forma restitutiva, que busca compensar a las partes afectadas.
Según la información sobre la solidaridad social legada por Durkheim, las sociedades de solidaridad social mecánica se caracterizan por una fuerte conciencia colectiva. Dicha conciencia incluso llega a ser tan fuerte, que el individuo se hace extremadamente dependiente del grupo tanto para su existencia material como para su vida moral. Fuera del grupo no puede existir.
Una tendencia inversa comenzó a desplegarse con el avance de la sociedad moderna. En sociedades de solidaridad social orgánica, derivada del incremento de la densidad dinámica y de la división del trabajo social, el individuo se emancipa de las ataduras tradicionales e incluso se convierte en el nuevo precepto moral por excelencia que defiende la sociedad.
No obstante, esto también posee una cara oscura. En las sociedades modernas el individuo puede extraviarse moralmente o sentirse sin ninguna atadura. Paradójicamente, Durkheim creía que los hombres y mujeres requieren de restricciones para ser realmente libres.
Finalmente, la última diferencia entre la solidaridad orgánica y mecánica tiene que ver con las tendencias inherentes a una y otra forma de solidaridad social. En tal sentido, diversos ejemplos de solidaridad mecánica demuestran que en estos órdenes societales es más probable que se desate la competencia en torno a una misma base de recursos, debido a que estos son escasos, llevando a los actores similares a competir por su obtención y dominio.
Por el contrario, como la cooperación posibilitada por la división del trabajo también eleva la productividad y la eficiencia, en este tipo de órdenes sociales es mucho más factible que se desarrolle la cooperación entre individuos sobre una misma base de recursos. Asimismo, también se hace posible la cooperación entre grupos sociales especializados.
Dado que la solidaridad orgánica es el tipo de solidaridad social que caracteriza a la mayoría de las sociedades de hoy, es relativamente fácil encontrar ejemplos de ella en el día a día. Los siguientes son algunos de ellos.
Uno de los ejemplos de solidaridad social orgánica es la indiferencia de los miembros de la sociedad ante terceros y hacia el incumplimiento de las normas. Mucho antes de que Erving Goffman acuñara el concepto de “desatención cortés”, Durkheim explicó que el debilitamiento de la conciencia colectiva llevaba que los miembros de una sociedad experimentasen una mayor desafección, tanto por sus congéneres como ante el incumplimiento de las normas.
La educación tal como la conocemos, a cargo de especialistas en pedagogía, no siempre ha existido. Anteriormente, la educación era un asunto de la esfera doméstica y, cuando más, a cargo de preceptores o tutores. No obstante, en la sociedad moderna surgen las instituciones educativas como un órgano especializado de la sociedad para la educación de las nuevas generaciones.
Otro de los ejemplos de sociedad de solidaridad social está en la existencia de las instituciones jurídicas. De forma similar a como sucede con las instituciones educativas, las funciones cumplidas por las instituciones jurídicas antes eran satisfechas por la totalidad de los miembros de las sociedades mecánicas. Con el avance de la civilización, esta tarea quedó delegada en cuerpos de especialistas que se encargan de hacer valer las leyes.
Finalmente, quizá el mejor ejemplo de solidaridad social en la sociedad es el referido a la situación de la familia en una sociedad mecánica y en una sociedad orgánica. En la primera de ellas la familia es virtualmente autosuficiente, puesto que padre, madre e hijo cumplen todas las funciones de abastecimiento, educación, vestido y protección. En contraste, la familia en la sociedad orgánica depende de muchos servicios proporcionados por terceros para poder satisfacer sus necesidades más elementales.
La solidaridad social en Durkheim guarda estrecha relación con una serie de conceptos que es importante conocer para una mejor comprensión de sus ideas. Tales conceptos son: hecho social, densidad dinámica, división del trabajo, conciencia colectiva y anomia.
Durkheim sostenía que la sociología debía dedicarse al estudio empírico de los hechos sociales, diferenciando así a la naciente ciencia de la filosofía (esencialmente especulativa) y de la psicología (orientada hacia fenómenos mentales individuales). También sostuvo que estos aparecían en dos tipos: materiales e inmateriales.
El concepto de hecho social resulta indispensable para comprender las formas de solidaridad social, porque toda la obra de Durkheim depende de dicho concepto. Algunos hechos sociales materiales son la causa de la transición de un modelo de sociedad a otro, tales como la densidad dinámica y la división del trabajo social. Otros hechos sociales, también materiales, son una forma externa y materializada de tipos de solidaridad social, como sucede con el Derecho.
No obstante, en última instancia tanto la moralidad, la conciencia colectiva, las representaciones sociales y las corrientes sociales, son hechos sociales inmateriales. Estos son aún más importantes en la obra de Durkheim y poseen relaciones directas con el concepto de solidaridad social. Por ejemplo, la solidaridad orgánica se relaciona con una menor conciencia colectiva.
La densidad dinámica es un hecho social material consistente en el aumento simultáneo del número de integrantes de una sociedad y del aumento de la interacción social. No puede hablarse de “densidad dinámica” si alguno de esos aumentos se da por separado. La densidad dinámica de una sociedad puede ser baja o alta.
Cuando es baja o escasa, se está ante una sociedad “primitiva”, rural o incipiente. Por el contrario, cuando esta incrementa, se empieza la transición hacia una sociedad moderna, industrializada, en la que predomina la diversificación de tareas y responsabilidades.
La división del trabajo en Durkheim es indicativa del paso de un tipo de sociedad mecánica hacia un tipo de sociedad orgánica. Consiste en el grado en que las tareas y responsabilidades se han repartido entre los miembros de una sociedad concreta. Todos los grupos humanos poseen un grado de división del trabajo, pero en el caso de las sociedades mecánicas, esta es muy elemental y rudimentaria, basándose tan solo en el género y la edad.
En las sociedades modernas, la división del trabajo social es sumamente compleja y segmentada, al punto de que cada individuo cumple funciones muy específicas. Incluso los grupos llegan a especializarse, surgiendo así una gran diversidad de instituciones: políticas, económicas, educativas, militares, jurídicas, entre otras.
La conciencia colectiva es un concepto desarrollado por Durkheim que sirve para expresar el “conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de los miembros de una misma sociedad”. Es una cualidad de los grupos sociales que es intensa en las sociedades mecánicas y laxa en las sociedades modernas. Una conciencia colectiva laxa y debilitada se relaciona con el último concepto asociado a la solidaridad orgánica: la anomia.
Durkheim afirmó que el mayor problema que afrontaba la Francia de su época era “la división anómica del trabajo”. Según el clásico francés, la solidaridad de trabajo era una compensación importante recibida por los individuos tras la disminución de la conciencia colectiva, pero dado que había una “división anómica” del trabajo, la sociedad padecía de anomia.
Por este término Durkheim se refería a la falta de integración, constricción y reglamentación del individuo por los controles sociales. Nuevamente, Durkheim era un fiel creyente de que los individuos necesitan normas y prohibiciones claras para ser realmente libres, puesto que de lo contrario se sienten desorientados o se entregan a una interminable satisfacción de placeres.
La solidaridad orgánica fue un concepto acuñado por Durkheim para observar con mayor claridad lo que mantiene unida a una sociedad orgánica. Dado que sus preocupaciones personales eran de índole moral, el principal objetivo de este autor fue ofrecer una perspectiva novedosa que explicase el debilitamiento de la conciencia colectiva y la falta de consenso de la sociedad francesa de inicios del siglo XX.