El 6 de junio, SpaceX llevó a cabo el cuarto lanzamiento de prueba de su prototipo de nave interplanetaria Starship desde su base en Boca Chica, Texas. El despegue se realizó a las 12:50 UTC, marcando otro hito en la carrera espacial privada.
A los tres minutos del vuelo, y a una altitud de 90 kilómetros, se produjo la separación del cohete propulsor Super Heavy.
El propósito de este lanzamiento es demostrar la capacidad de Starship y Super Heavy para alcanzar la órbita terrestre y regresar de manera controlada para su reutilización.
Según informó SpaceX, los principales objetivos incluyen un aterrizaje con quema y un amerizaje suave en el Golfo de México con el cohete Super Heavy, minutos después del despegue, y una entrada controlada de Starship con amerizaje en el Océano Índico, cerca de Australia.
El vuelo anterior, realizado el 14 de marzo, logró la separación y vuelo orbital de Starship, pero la nave se perdió sobre el Océano Índico antes de su amerizaje controlado, y el cohete Super Heavy tampoco pudo ser recuperado.
En respuesta, SpaceX ha realizado varias actualizaciones en el software y hardware, además de implementar cambios operativos. Uno de los cambios clave es la eliminación de la separación en caliente del cohete, conocida como ‘hot-stage’, para reducir la masa en la fase final del vuelo.
El cuarto vuelo sigue una trayectoria similar a la prueba anterior, con Starship apuntando a amerizar en el Océano Índico, al oeste de Australia.
SpaceX ha indicado que esta ruta de vuelo no requiere una quema de desorbitación para el reingreso, lo que maximiza la capacidad de carga útil y proporciona una mejor oportunidad para un reingreso controlado.
La principal dificultad para el retorno de Starship es el calor extremo generado por la fricción durante la reentrada en la atmósfera.
Starship y el cohete Super Heavy, conocidos colectivamente como Starship, son descritos por SpaceX como un sistema de transporte totalmente reutilizable diseñado para llevar tanto a la tripulación como a la carga a la órbita terrestre, la Luna, Marte y más allá.
Esta nave es el vehículo de lanzamiento más potente jamás desarrollado, capaz de transportar hasta 150 toneladas métricas en su modo reutilizable y 250 toneladas métricas en su modo descartable.
Con una altura de 121 metros, de los cuales 50 corresponden a la nave propiamente dicha, y un diámetro de 9 metros, Starship está equipada con avanzados motores Raptor.
El cohete Super Heavy cuenta con 33 motores Raptor de combustión en etapas de metano y oxígeno reutilizables, mientras que la nave Starship dispone de seis motores adicionales: tres motores Raptor y tres motores Raptor Vacuum (RVac), diseñados para su uso en el vacío del espacio.
SpaceX sigue introduciendo innovaciones para lograr sus objetivos ambiciosos. Las recientes actualizaciones en el software y hardware de Starship buscan mejorar la capacidad de la nave para soportar las duras condiciones del reingreso y aterrizaje controlado.
La eliminación de la separación en caliente es una de las medidas para reducir la complejidad y la masa del cohete, facilitando su recuperación.
La compañía sigue comprometida con la visión de un sistema de transporte espacial totalmente reutilizable que pueda facilitar la exploración y colonización del espacio.
El diseño modular de Starship permite su adaptación a diferentes misiones, desde el lanzamiento de satélites hasta el transporte de carga y tripulación a destinos lejanos como Marte.
SpaceX ha declarado que cada lanzamiento de prueba ofrece valiosa información para mejorar el diseño y operación de Starship.
La meta final es desarrollar una nave que pueda realizar múltiples viajes sin necesidad de ser reconstruida, reduciendo significativamente los costos y aumentando la eficiencia del transporte espacial.
El éxito continuo de SpaceX en sus pruebas de vuelo de Starship es crucial para el futuro de la exploración espacial.
Con cada prueba, la compañía se acerca más a la realización de vuelos comerciales y misiones tripuladas a la Luna y Marte.
Las mejoras en la capacidad de reutilización de los cohetes y naves espaciales son un paso importante hacia la sostenibilidad de las operaciones espaciales.
El avance tecnológico y la experiencia adquirida a través de estos lanzamientos también benefician a la comunidad científica y a otras agencias espaciales.
La colaboración con NASA y otros socios internacionales podría acelerar los planes para establecer bases lunares y misiones interplanetarias, abriendo nuevas fronteras en la exploración del espacio profundo.