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Terapia de exposición: todo sobre la manera más efectiva de tratar y disminuir las fobias

En algunas ocasiones, todas las personas hemos manifestado temor a algo o a alguien, sobre todo en contextos peligrosos. Pero hay casos que ameritan atención y tratamiento para el miedo, sobre todo si éste es detonado por una causa irracional, altera los sentidos y afecta la calidad de vida del afectado. Por ejemplo, se busca cómo dejar de tener miedo a las agujas, cómo curar fobia a las lagartijas, algún tratamiento para la espectrofobia (miedo a los fantasmas) o, en casos extremos, superar la fobofobia (fobia a las fobias). Es allí cuando hay que recurrir a la psicoterapia para la aplicación de las técnicas de exposición que, junto a las técnicas cognitivo conductual para fobia específica, son los tratamientos más eficaces para superar esos miedos que afectan el bienestar. Descubre más sobre la terapia de exposición en el siguiente artículo.

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Cómo eliminar una fobia con la terapia de exposición

Para saber cómo trabajar los miedos en el nivel inicial, es fundamental acudir a un especialista encargado de evaluar la parte clínica, social y psiquiátrica del paciente, para así determinar cuáles son todas las fobias que existen dentro de la historia de la persona afectada y cómo deben abordarse cada una de ellas de forma específica.

En el caso de la psicoterapia, se plantean dos tratamientos bastante efectivos a la hora de abordar un miedo, como por ejemplo, al aplicarse un tratamiento a la fobia a las alturas, un temor presente en muchas personas. Es aquí cuando la terapia de exposición juega un rol importante para tratar éste y otros temores detectados en la etapa diagnóstica del paciente.

Veamos de qué se trata la terapia de exposición, cuál es su origen y cuándo se aplica:

¿Qué son las terapias o técnicas de exposición?

Como se mencionó, las técnicas de exposición son aquellos tratamientos psicoterapéuticos aplicados al paciente para la modificación, confrontación y manejo de todo estímulo que pueda generar temor, angustia o ansiedad, a través de la exposición progresiva a aquella situación o cosa que provoca dichos estímulos fóbicos.

La meta de estos tratamientos es afrontar cambiando su reacción ante el detonante de dicho miedo, muchas veces irracional (como ocurre con personas que se asustan al oír nombres que den miedo) o generado por experiencias traumáticas previas, como ocurre si indagamos qué es pistantrofobia, vemos que se trata del miedo a confiar en los demás, producto de inseguridades, traiciones pasadas o desilusiones.

Origen de la técnica de exposición

La terapia de exposición ha sido aplicada como técnica para el manejo de las fobias desde la década de los cincuenta, es decir, cuando apenas aparecía la terapia conductual en un contexto de la práctica clínica occidental fuertemente dominado por la perspectiva psicodinámica.

Los primeros en aplicar las técnicas de exposición para reducir miedos patológicos fueron psicólogos y psiquiatras sudafricanos, para luego hacerlas parte del programa de capacitación del Hospital Maudsley (Inglaterra), de la mano de los especialistas Joseph Wolpe y James G. Taylor.

¿Cuándo se aplica la terapia de exposición?

Además de ser considerado uno de los tratamientos con mayor eficacia para el abordaje de diferentes fobias, como la musofobia (término para asignar cómo se llama la fobia a los ratones) o miedos severos, se emplea para el manejo de trastorno de ansiedad generalizada, trastorno por estrés postraumático, trastorno obsesivo-compulsivo y trastornos de ansiedad social.

Etapas de la terapia de exposición

La terapia de exposición cuenta con un ciclo o diferentes etapas al momento de ser aplicada a un paciente, la cual debe repetirse hasta que se logre de forma efectiva la recuperación de la persona tratada al poder controlar sus miedos. Estas fases son:

Exposición

En esta primera etapa, y siguiendo las recomendaciones del terapeuta según la valoración psicológica y la historia clínica, el paciente debe enfrentarse a los estímulos que le causen incomodidad, temor o ansiedad, de acuerdo a la modalidad que mejor se adapte a esta fase inicial.

Esta etapa se cumple en un entorno seguro, de manera que, gradualmente, el paciente afronte lo que anteriormente evitaba para impedir alguna angustia o temor.

Retirada en caso necesario

Hay casos en que la primera etapa puede generar mucha angustia o ansiedad, manifestándose a través de nerviosismo u otros síntomas físicos. De ser así, es recomendable el abandono temporal para aliviar esta situación y, posteriormente, volver a afrontarla. La idea es que el paciente aprenda a controlar sus miedos, ya sea apartándose físicamente del estímulo fóbico o por medio del recurso imaginativo que ayuda a despejarse mentalmente.

Recuperación

En esta etapa es esencial la aplicación de técnicas de respiración y otros métodos de relajación que ayuden al paciente a estabilizarse y recuperarse de la situación fóbica a la cual está expuesto, es decir, que esta fase sirve para la aplicación de otras técnicas complementarias que contribuyen al manejo de los miedos por parte del paciente hasta que estos sean tolerables.

Repetición

Al tratarse de un ciclo, la terapia de exposición vuelve aplicarse siguiendo los pasos anteriores, para así ganar terreno frente al estímulo fóbico e ir controlando mayores grados de ansiedad, elevando a su vez el nivel de confianza y tolerancia de la persona ante la situación, objeto o cosa que, antes, le generaba fobia.

Técnicas que se emplean dentro de la terapia de exposición

Vale la pena mencionar que la terapia de exposición está fundamentada por los principios del condicionamiento clásico o, lo que se conoce en el área psicoterapéutica, condicionamiento Pavloliano o respondiente, es decir, al principio de estímulo-respuesta frente a la situación o cosa que provoque la fobia, para luego romper o moldear el patrón de evitación o escape que generalmente el paciente aplica ante estos miedos.

Para abordar estas situaciones, se emplean diferentes técnicas dentro de la terapia de exposición, las cuales son las siguientes:

Exposición asistida por el terapeuta

El paciente, apoyado por el  especialista tratante, valora e identifica las observaciones recogidas en las sesiones diagnósticas, con la finalidad de establecer un método o programa de confrontación para manejar la situación fóbica de forma segura. Aquí el papel del terapeuta es importante, ya que irá guiando y motivando al paciente para que modifique su conducta frente a los estímulos fóbicos y, al mismo tiempo, se atreva a ir más allá de sus miedos y ansiedades para superarlos rápidamente.

Exposición in vivo o desensibilización real

En este procedimiento, el paciente se expone a la vida real frente a la situación que le genera miedo. Esta técnica puede darse de forma real propiamente dicha, como por ejemplo, para aquella persona que tema hablar en público, se le pide decir una palabras frente a un pequeño grupo de personas; o por la exposición imaginaria que como su nombre lo indica, busca que el paciente visualice e imagine las situaciones que le den miedo.

Inmersión o inundación

Si bien se trata de una técnica similar a la exposición gradual, se diferencia de ésta por ser abordada desde la situación traumática de mayor jerarquía o, lo que es lo mismo, aquella que represente mayor miedo.

La finalidad de esta técnica es que el paciente pueda enfrentar directamente el estímulo fóbico hasta que pueda controlar y disipar sus miedos.

Desensibilización sistemática

En esta técnica se plantea la jerarquización de ansiedades, la aplicación de técnicas de relajación y la visualización de ciertas escenas relacionadas con su fobia. La idea de esta imagen mental es que sea detallada al terapeuta para analizar qué tan realista puede ser y cómo se puede afrontar por medio de la desensibilización sistemática siguiendo las etapas planteadas anteriormente hasta que se logre superar la fobia específica o, al menos, controlar la ansiedad que ésta genera.

Terapia de exposición con imágenes

Si el paciente rechaza la exposición in vivo, se tiene como alternativa la presentación de imágenes relacionadas a ciertas fobias específicas, como en el caso de miedo a ciertos animales, temor a eventos naturales o a accidentes.

Si investigamos cómo se llama la fobia a cortarse las uñas, descubrimos que se trata de una fobia específica bastante notable en la infancia, que puede ser superada a medida que los niños crecen, contando o no con el apoyo de un especialista. Si el caso es más grave, se emplea las técnicas de exposición previamente detalladas para ayudar al paciente a controlar sus miedos irracionales o traumáticos. Como se pudo ver, es cuestión de tiempos el notar los resultados positivos de la terapia de exposición, ya que esto dependerá del compromiso y voluntad del paciente tratado si quiere manejar sus miedos de forma efectiva. Por tanto, se aconseja el acompañamiento con un especialista para que, siguiendo sus recomendaciones, se logre el objetivo planteados a nivel psicoterapéutico.

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