La legitimidad de la autoridad es un término utilizado para la explicación de la obediencia, que sugiere que es más probable obedecer a otras personas si se percibe que tiene la autoridad suficiente para prevalecer. Sin embargo, hay tipos de legitimidad que cambian la forma en la que se aplican los conceptos, es por ello que en esta entrada definiremos qué es legitimidad en sus distintas ramas con ejemplos que son un aporte para el significado de legitimación.
Teoría de Max Weber:
Principales aportaciones de Weber (teoría de la burocracia, comprensiva, estructuralista…)
Un principal concepto de legitimidad propone que se trata de una percepción o suposición general de que las acciones de un ente o persona son “deseables, adecuadas o apropiadas dentro de algún sistema socialmente construido de normas, valores, creencias y definiciones”. La definición de legitimidad va de la mano con el concepto de autoridad, que a menudo es identificado como poder legítimo y se contrasta con el poder puro.
La autoridad legítima se basa en el cumplimiento voluntario y en la creencia en el derecho de la autoridad a exigir el cumplimiento. Entonces, el principio de legitimidad busca explicar cómo se comportan las organizaciones, cómo desarrollan e implementan la información social con el fin de sobrevivir ante las expectativas de la sociedad y su concepto de legitimación.
Por otro lado, la legitimidad suele ser confundida con la legalidad, por eso es necesario establecer la diferencia entre legalidad y legitimidad. En primer lugar, la legalidad se refiere a algo que se rige y ajusta a los marcos legales establecidos por la ley; mientras que la legitimidad implica seguir unas pautas que son consideradas “el camino correcto”, la idea de justicia que se apega a la moral y la ética.
En resumen, la legitimidad es un sinónimo de justicia, herencia y la idea de que es merecido y, por su lado, legalidad, en un símbolo de lo que se considera “sello oficial”; esa es la diferencia entre legitimidad y legalidad. Ahora bien, para ahondar un poco más en el tema de autoridad legítima, aplicaremos la definición de legitimidad en sus distintas ramas.
El significado de legitimidad social puede definirse como el apoyo político que se basa en la relación autoridad-poder de los funcionarios públicos, organización política y política pública. Otra idea que hay sobre qué significa legitimidad es que es un “ejercicio legítimo de la autoridad, la fuerza y el poder” que viene de una persona, un grupo de personas o de una institución u organismo que “ordena y exige obediencia”.
La legitimidad se define de forma casi idéntica en la sociología y las ciencias políticas. Dicho esto, cuando se define legítimo se habla de la creencia de que una regla, institución o persona que es considerada como un líder en la sociedad, tiene derecho y capacidad para gobernar.
Es la percepción que tiene un individuo sobre la legitimidad de una jerarquía que se divide entre la regla, el sujeto y las obligaciones del subordinado hacia la figura de autoridad. La legitimidad de la autoridad, cuando es compartida por muchos individuos, desemboca en efectos colectivos distintivos en la sociedad, y podría generar un orden social, más justo y consensuado.
La legitimidad política puede definirse como “el poder legal de un gobernante, gobierno, estado” o figura de poder que es reconocido como “legal y aceptado” sin que exista la necesidad de recurrir a la violencia. Por ejemplo, en una democracia, los votantes de un partido político perdedor pueden lamentar perder una elección, pero no desobedecen al nuevo gobierno.
Asimismo, no se debe confundir legalidad con democracia, ya que en una monarquía absoluta, por ejemplo, el pueblo considera plenamente legítimo a un monarca que no ha sido elegido por la mayoría. Dicho esto, la legitimidad de un régimen político se puede enfocar desde dos ángulos: la legitimidad del subordinado y la legitimidad del mando.
En síntesis, la legitimidad política puede describirse como “el reconocimiento y la aceptación por parte de la población de la validez de las normas” que constituyen el sistema político de su nación, así como las decisiones de sus gobernantes. Consecuentemente, de legitimidad de la autoridad y la política se puede esperar que los sistemas políticos sean estables, resistentes y legítimos para que puedan resistir a los periodos de crisis.
También se espera que los gobernantes tengan legitimidad del poder, y las autoridades apliquen las fórmulas políticas de forma eficaz para poder liberar recursos y tomar decisiones sin necesidad de obtener la aprobación de las personas gobernadas; en estos últimos puntos recae la importancia de la legitimidad política en la política y el análisis político.
La definición jurídica de legitimación tiene diferentes concepciones en el marco legal. Por ejemplo, cuando hay que buscar significado de legítimo como adjetivo, significa “legal o correcto”, pero también hace alusión a una persona “de ascendencia legal”, que nació dentro del matrimonio; de lo contrario entraría en el significado de ilegítimo.
Cuando hablamos de qué significa legítimo como verbo, significa “legalizar o legitimar algo”, es hacer lo que es correcto. Un ejemplo de derecho legítimo es cuando se reconoce legalmente a un niño que ha nacido de padres solteros, y tendría los mismos derechos que ha nacido de padres casados.
El concepto de qué significa legitimar viene desde la antigüedad, basado en el derecho consuetudinario occidental tradicional, que tiene que ver con el estado legítimo de los niños en su nacimiento. Los hijos que nacen fuera del matrimonio reciben el título de “bastardos” o “hijos de amor”; es un término que se relaciona con la herencia y las raíces, pero en la actualidad ha caído en desuso.
Asimismo, lo qué es legítimo en derecho se usa en el derecho penal (y otras áreas del derecho) para distinguir que una acción puede ser legítima, pero también ilegal. En síntesis, las leyes se deben acatar deben porque son “lo correcto” y la son la definición de legítimo, aunque no siempre sea el caso.
En filosofía, la legitimidad se refiere a “la legitimidad de un poseedor del poder o de un sistema de gobierno”. El término nació de las disputas sobre la propiedad y la sucesión; y como se explicó anteriormente, también se utilizó para diferenciar a los niños que nacieron fuera de un matrimonio legal, así que eran considerados ilegítimos.
Esos ejemplos de legalidad y legitimidad dieron origen al término que se empleó para el discurso político sobre la legitimidad de la sucesión al trono francés que se restauró después del período napoleónico.
Asimismo, dio pie al cuestionamiento -que viene desde la antigua Grecia- sobre qué hace que el gobierno sea considerado como legítimo; este sentido, la definición de legitimación tiene los años de existencia de la filosofía política. Y la importancia de su conocimiento y aplicación reside en las bases morales y en la obediencia de las personas que siguen a los sujetos que son considerados como una figura de poder y que, a su vez, lo ejerce legítimamente.
Max Weber (1864-1920) fue el sociólogo, politólogo y jurista alemán que sentó las bases por primera vez sobre el concepto de «legitimidad», el cual se adoptó como un concepto universal. Según Weber, la legitimidad se basa en la «creencia» y obtiene la obediencia de la gente. Max Weber explicó en sus estudios que el poder es efectivo solo si es legítimo. Sin lugar a dudas, el poder tiene derecho a utilizar la coacción, pero ese no es su elemento principal.
El poder debe basarse en la legitimidad, de lo contrario provocaría problemas y podría resultar ineficaz. Por otro lado, la legitimidad en Weber sostiene que hay tres tipos de legitimidad que se dan en una sociedad.
Sin embargo, estas tres formas de autoridad que se exploran a continuación, no constituyen la totalidad de los tipos de dominación que existen, aunque sí muestran cómo es posible que algunos individuos ejerzan poder sobre otros por el simple hecho de ser vistos como una figura del liderazgo.
Además, en la teoría de Weber sobre la legitimidad y democracias, se explica que la autoridad extiende y mantiene el poder, y muestra que un estudio de sus orígenes puede ser una ilustración de cómo la gente llega a aceptar esta dominación como algo que sucede de forma regular y estructurada. Por otro lado, los estudios de Weber dejan claro que se trata de distintos tipos de ideales, por lo que existe la posibilidad de que cualquier uso real del poder tenga aspectos de más de un tipo de autoridad, y también otras manifestaciones de poder, como el uso de la fuerza o la coerción.
Esta legitimidad se puede definir como una acción que se realiza mecánicamente por la repetición de un hábito. Así, para Weber, se encuentra en las fronteras de lo que podría llamarse una acción con sentido y en los límites de lo que constituye el tema de la sociología; debido a que a menudo no es más que una respuesta borrosa a los estímulos habituales, se desliza hacia una situación arraigada.
Uno de los ejemplos de legitimidad tradicional son los antiguos monarcas hereditarios, quienes basaban su poder en la longitud de su descendencia, siendo así un poder por tradición. En este caso, el poder se impuso, pues no fue escogido por un grupo de obedientes.
En la modernidad, el patrimonialismo es una forma de legitimidad tradicional, y consiste en una dominación tradicional que ha sido otorgada por una administración y un ejército, los cuales fungen como “instrumentos puramente personales del maestro”, un concepto que fue abordado por Melvin A. Eisenberg, en 1998.
Esta forma de autoridad funciona si todos los funcionarios son “favoritos personales designados por el gobernante”, sin embargo, esos individuos no poseen derechos y sus privilegios pueden variar de acuerdo a lo que desee el líder. Algo que se ve en naciones con gobiernos mayormente populistas y social-comunistas.
La legitimidad carismática (o fuente de cualidades personales excepcionales) viene desde la percepción. Los gobernados se basan en los rasgos de personalidad que tiene un líder y estos son percibidos por el ámbito que lo rodea. Una de las características que describe a la legitimidad carismática, de acuerdo a los estudios de Max Weber, es que es una persona que es segura de sí misma, se proyecta como alguien con buenos valores y moral intachable, es capaz de poder influenciar a otros teniendo la certeza de sus creencias.
Dicho esto se puede considerar “carismático” a un líder si es una persona con alta capacidad para comunicar su visión, el plan de gobierno y la forma en la que lo hará, en términos claros para que las personas puedan entender el mensaje con claridad. Es decir, la legitimidad que se basa en las cualidades personales excepcionales puede basarse en la «devoción a la santidad específica y excepcional, o al carácter ejemplar de una persona individual”.
Quienes son seguidores del poder de la autoridad carismática lo hacen porque sienten atracción o admiración por el líder o figura destacada. Para poder ser elegido, el líder carismático debe mostrarse extraordinario e inspirador, con un buen sentido del humor y debe generar una sensación de cambio, o demostrar que tiene todas las soluciones para las crisis.
La legitimidad racional o autoridad racional-legal, de acuerdo a los estudios de Weber, es el “poder legitimado por leyes, reglas escritas y regulaciones”. En este tipo de legalidad, la autoridad o figura del poder, “se confiere a una lógica, sistema o ideología particular y no necesariamente a la persona que implementa los detalles de esa doctrina”. En este caso, un país que se rige por cada artículo de la constitución emplea la legitimidad racional.
Por otro lado, la autoridad legal racional también se ejecuta en los sitios de trabajo que tienen un manual laboral establecido y de esa forma, funciona como una autoridad distinta a la del jefe de la compañía. En síntesis, lo que está escrito en un manual o en una constitución, las leyes que han sido aprobadas por la ciudadanía son la autoridad máxima, muy por encima de la figura de autoridad.
Ciertamente, el ideal de la autoridad racional-legal rara vez se toma en cuenta en un 100% en el mundo real, ya que son pocos los gobiernos o líderes pueden clasificarse claramente en este tipo de legitimidad; pero sí existe la posibilidad de que la figura de autoridad o gobierno inicie su camino ejemplificando un tipo de autoridad como la racional y, de forma gradual, ir cambiando hacia uno de los distintos tipos de legitimidad.
Tras haber definido qué es la legitimidad de Weber, es momento de hablar de la teoría de Norberto Bobbio, el politólogo y filósofo italiano (1909-2004) que se convirtió en un referente sobre el tema de la política, la democracia y la legitimidad. Sobre este último factor de sus estudios, Bobbio sostiene que el problema de la legitimidad es “un asunto de justificación del poder”, porque radica en el “derecho de mandar”.
Asimismo, argumentó que los principios de legitimidad simplemente se pueden reducir a dos caras de la moneda: los líderes reciben el poder por voluntad de Dios o por la voluntad de los ciudadanos de una nación.
Bobbio también afirmó que los principios de legitimidad cumplen un rol importante en el proceso, porque tienen la función de transformar la relación fuerza derecho. Sobre esto, el filósofo italiano formuló que la legitimidad consiste en el análisis de las tantas formas de relación entre el derecho y el poder.
El análisis político de Norberto Bobbio también hizo énfasis en la diferencia entre legitimidad y legalidad para terminar, de una vez por todas, con la confusión que había existido alrededor de esos términos. De acuerdo a Bobbio:
«La legitimidad se refiere al título del poder, la legalidad al ejercicio. Cuando se exige que el poder sea legítimo se pide que quien lo detenta tenga el derecho de tenerlo (no sea un usurpador). Cuando se hace referencia a la legalidad del poder, se pide que quien lo detenta lo ejerza de conformidad con reglas establecidas (no sea un tirano)».
Tras establecer esa idea, el ilustre italiano sostuvo que si se mira desde la óptica de la soberanía, la legitimidad “es lo que fundamenta su derecho, la legalidad es lo que establece su deber”, mientras que desde la óptica ciudadana, la legitimidad es “el fundamento de su deber de obedecer”; mientras que la legalidad, por su parte, es “la garantía de su derecho de no ser oprimido”.
En los análisis de la política y las doctrinas que llevó a cabo Norberto Bobbio dejó claro su pensamiento sobre el poder y su ejercicio basado en la legitimidad, y expresó que “el poder es más legítimo en cuanto más es ejercido”.
Sostuvo que si se ejerce desde los niveles inferiores hasta el nivel más alto, “de conformidad con normas preestablecidas y presupuestas”. También dijo que el valor atribuido al Estado de derecho suele absorber otros factores con la legitimidad, legalidad y la efectividad, pierden su identidad propia y los aleja del fundamento axiológico de su génesis y del ejercicio del poder político.
Finalmente, Bobbio estableció en sus ideas sobre la política y el ejercicio de poder que “ni la efectividad ni la legalidad” disminuyen el proceso de legitimación del poder., pues su duración está sujeta a la vigencia de los valores (la igualdad, justicia, el valor moral) y las normas establecidas (respeto a la constitución) para el funcionamiento de una sociedad gobernada.
Anteriormente, se habló de cómo deben funcionar los gobiernos para gozar de legitimidad y en sus estudios Bobbio aborda la idea cuando explica que la efectividad no es tan fácil de observar, como sucede con los “hechos naturales, sino que “son la consecuencia de una serie de comportamientos motivados, «a cuya motivación es necesario remitirse para juzgar en un determinado momento histórico el grado de legitimidad de un poder”.
Dicho grado de legitimidad del poder sirve como un indicador para determinar, de forma justificada, el cese del poder, en caso de que la nación se encuentre bajo un gobierno que se basa en la tiranía o se quiere imponer. Por supuesto, también cesa el deber de la obediencia del ciudadano.
En la sección final de esta entrada, tras haber definido qué es la legitimidad y cuáles son los tipos de legitimidad, es momento de ejemplificar esas distintas formas de autoridad que fueron establecidas por las investigaciones de Weber.
Siguiendo las ideas de Max Weber, la reina Isabel de Gran Bretaña, es un claro ejemplo de legitimidad tradicional, puesto que ocupa un cargo que heredó según las reglas tradicionales de sucesión de la monarquía inglesa.
En este caso, las personas gobernadas se apegan a dicha tradición y a la autoridad que se encargue de gobernar, porque son leyes que están arraigadas al pasado y no ven la posibilidad de perpetuar esta forma de gobierno.
Como se explicó anteriormente, en el contexto de legitimidad tradicional el gobernante es elegido por voto popular, sino que continúa con un linaje político. La legitimidad de este tipo de autoridad ha sido aceptada durante muchos siglos.
Con respecto a la legitimidad carismática, hay varios mandatarios que figuran como un ejemplo de este tipo de autoridad. De acuerdo a Max Weber, quienes son considerados como líderes por su carisma, suelen durar poco en el poder, pero expone la posibilidad de que los gobernantes sean tan tiranos como democráticos o heroicos.
En lado masculino, los nombres de líderes que fueron elegidos por su carisma fueron Jesucristo, Napoleón, Malcolm X, Adolf Hitler, Hugo Chávez y Winston Churchill, mientras que las mujeres consideradas como figuras de poder carismáticas fueron: Juana de Arco, Margaret Thatcher, Angela Merkel y la Madre Teresa.
Como se dijo anteriormente, los gobernantes que figuran en este tipo de autoridad son personajes que destacan por la forma en la que se dejan ver, y la sociedad puede percibirlos como salvadores, sin importar la ideología política que representen o la forma en la que ejercen el poder.
Evitando la fuerza y la violencia, y en el positivismo y activismo político, el dirigente indio, Mohandas Gandhi o Mahatma Gandhi (1869-1948) lideró movimientos poderosos en busca de un cambio para lograr un cambio y un mejor funcionamiento de la sociedad gobernada.
Con estrategias pacíficas, pero funcionales, Gandhi logró mover masas, así como Martin Luther King Jr. (1929) hizo lo propio organizando marchas, boicots y mítines. En el caso de la legitimidad racional, los gobernantes quedan como una figura distante ante las leyes escritas, las cuales deben ser respetadas y tomadas en cuenta, pues están por encima de toda figura de poder.
A modo de resumen, y después de haber analizado qué es la legitimidad y los tipos de legitimidad, se puede decir que los análisis políticos de los autores (Weber y Bobbio) mencionados buscaron dar una visión más amplia de cómo las personas siguen los mandamientos de una persona vista como figura de poder para ser gobernados y regidos por unas leyes específicas.