El trauma psicológico, un flagelo silencioso, pero devastador, ha sido objeto de profundas investigaciones que revelan su impacto en la salud mental.
Según expertos, esta experiencia atroz aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar trastornos psicológicos y exacerba los peligros asociados al suicidio y la depresión.
En el XXII Seminario Lundbeck ‘Trauma y depresión, la herida (in)visible’, celebrado este viernes 24 de mayo de 2024 en Sitges, el doctor Guillermo Lahera, jefe de sección de Psiquiatría en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias, expuso revelaciones alarmantes.
El especialista indicó que el trauma psicológico triplica las probabilidades de padecer un trastorno mental y multiplica por un factor de dos a cinco el riesgo de suicidio.
Además, aumenta cuatro veces las posibilidades de sufrir una depresión comórbida y reduce significativamente la respuesta a los tratamientos antidepresivos.
Lahera enfatizó la relación inequívoca entre el trauma y la depresión, señalando que el 62% de las personas deprimidas han experimentado al menos una vivencia traumática en sus vidas.
Particularmente, el trauma infantil se perfila como un factor crónico de la depresión, disminuyendo drásticamente las tasas de respuesta al tratamiento antidepresivo.
Alarmantemente, solo el 17% de las personas que han experimentado un trauma entre los 4 y 7 años responden al tratamiento, en contraste con el 82% de quienes no han vivido esta experiencia.
Según la definición proporcionada por el experto, una experiencia traumática abarca cualquier situación en la que una persona se ve expuesta a escenas de muerte real o inminente, incluyendo agresiones sexuales, lesiones físicas, guerras y demás circunstancias similares, ya sea como víctima directa o testigo presencial.
Aunque Lahera advirtió que no toda persona que vive un trauma se traumatiza o desarrolla una psicopatología, las estadísticas son preocupantes.
El 60% de las mujeres y el 50% de los hombres han estado expuestos a traumas psicológicos, y aunque el riesgo de sufrir un trastorno de estrés postraumático (TEPT) es del 4%, este varía según el género y la vivencia específica.
Las mujeres tienen el doble de prevalencia de estrés postraumático que los hombres, con un 8,5% frente al 3,4% en hombres.
La prevalencia de TEPT a lo largo de la vida es del 8,3% a nivel mundial y del 7,8% en Europa.
Sin embargo, España se encuentra muy por debajo de la media, con solo un 2,2% de la población que desarrolla TEPT en algún momento de sus vidas, por detrás de países como Francia (3,9%), Italia (2,4%) o Suecia (5,6%).
La prevalencia más alta se observa en el grupo de 45 a 59 años (9,2%), mientras que la más baja se encuentra en el grupo de mayores de 60 años (2,5%).
El tratamiento más común para abordar el trauma y los trastornos mentales asociados es la psicoterapia, y la intervención temprana es clave.
«Iniciar una terapia psicológica dentro de las seis primeras horas tras vivir una experiencia traumática es crucial para evitar su consolidación en la memoria», dijo la doctora en psicología y profesora en UDIMA, María Frenzi Rabito, especialista en el abordaje psicológico del trauma.
Aseguró que esto podría prevenir el desarrollo de trastornos mentales en el futuro, ya que se evita que el trauma «cristalice en la memoria» y se consolide.