La cara fantasmal de un yurei puede asustar a cualquier persona que no sea de Japón y que desconozca la historia de los fantasmas japoneses. Pero la realidad es que las historias de fantasmas en Japón son milenarias, pues desde la antigüedad, la religión y la cultura nipona ha estado estrechamente ligada a los fantasma yurei. Si te interesa saber sobre los espíritus japoneses, te invitamos a seguir leyendo para ahondar un poco más en el tema.
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Los fantasmas japoneses yurei son tan temidos como venerados, porque forman parte de la magia profunda y también son considerados como un recipiente del dios conocido como reikon o tamashi, que es una entidad sobrenatural que tiene el control de ellos a través de la carne del cuerpo.
Cuando las personas mueren, el espíritu se desata y pueden formar parte de los espíritus malignosos japoneses o de los buenos. Para bien o para mal, el fin de la vida en la Tierra conduce al espíritu hacia el yominokun, que es el más allá sintoísta, o bien puede ser hacia el anoyo, que es la tierra pura de los budistas; sin embargo, si este espíritu se desvía por algún motivo, se convierta en un yurei, que significa fantasma en japonés.
Esto quiere decir que el significado de yurei es un alma en pena. Estas almas, atrapadas entre el mundo de los vivos y los muertos, tienen una historia milenaria que ha tenido una gran trascendencia en leyendas japonesas de terror, rumores, las tradiciones culturales y los grandes misterios de la tierra nipona.
Como hemos dicho, los espiritus de Japón tienen gran relevancia en su cultura. A menos que seas un cazafantasmas podrás ir en busca de algún fantasma japonés mujer u hombre… Quién sabe lo que puedas hallar. Pero, yendo a los hechos, muchos nombres de fantasmas japoneses se pueden escuchar en el Festival O-bon Festival, una de las fechas más importantes del calendario japonés (15 de julio / 15 de agosto), pues las familias reúnen para honrar a sus antepasados, así como en México lo hacen en el Día de Muertos, el 2 de noviembre.
Desde hace más de 500 años, los grabados japoneses antiguos han guardado historias de yurei y, para rendir honor, algunas personas han optado por marcarse la piel con un tatto yurei. Además, se les celebra en el O-bon, donde se pueden ver ilustraciones de estos fantasmas japoneses que se caracterizan túnicas blancas, cabello despeinado, rostros pálidos entre tristes y enojados, manos colgantes y falta de pies
Ahora bien, es posible que algunas personas se confundan con términos como yurei y yokai, pero son totalmente diferentes. Como hemos dicho, los yurei son fantasmas japoneses (buenos o malos), son la representación del espíritu de un ser de vida que se desprendió de su forma física y se demoró en ir a la otra vida.
Por otro lado, el significado de yokai es monstruo. En la cultura japonesa un yokai es la criatura que no es un animal o persona científicamente reconocido, así que tienen una connotación sobrenatural, gran poder y mente malvada.
De acuerdo a las leyendas japonesas, un yurei que ha aparecido durante muchos años (más de 100) y se ha quedado entre ambos mundos, podría tener el poder sobrenatural y convertirse en yokai o en un “ciudadano de la dimensión espiritual”.
Además, cualquier tipo de ser no-humano puede considerarse yokai, así que en este término entran duendes y monstruos, pero también criaturas humanoides, animales con poderes sobrenaturales, deidades corruptas, etc. Sin embargo, no todos son malos, pues algunos yokai pueden ser inofensivos y amistosos.
A continuación, ampliamos las características que definen a los fantasmas japoneses, también conocidos como yurei.
Una de las principales características de un yurei es su piel pálida y blanca que los hace tener una presencia bastante fantasmal.
Seguidamente, estos espíritus japoneses han sido retratados habitualmente con una vestimenta bastante sencilla: una túnica blanca y larga. Sin embargo, esto puede variar según el tipo de yurei, así que puede ser simplemente un kimono de color gris o blanco.
Otra característica clave para reconocer a un yurei es su cabello. Por lo general, a estos entes se les ha retratado con el cabello bastante desaliñado y despeinado, como si se hubiesen electrocutado.
La cara fantasmal es esencial. Estos fantasmas japoneses se caracterizan por tener una cara larga y triste, y se tienen una mezcla de enojo cuando son yurai malvados.
Las manos de los espíritus japoneses son alargadas y sin vida. Se caracterizan por tener manos colgantes y la túnica no deja ver sus pies porque son fantasmas que no tienen esa parte del cuerpo, así que siempre están flotando en el aire.
Es mentira eso de que los fantasmas japoneses yurei son únicamente mujeres. Aunque la mayoría lo son, también existen los funayurei (fantasmas de náufragos que intentan hundir barcos), kosodate yurei (fantasma que solo desea mantener con vida a su bebé) y onryo (fantasma vengativo). Dicho esto, presentamos los diferentes tipos de yurei que existen.
Para encontrar a Okiku hay que ir directo al Castillo Himeji (Prefectura de Hyogo). Esta mujer es uno de los Tres Grandes Yurei de los que se narran en las historias de fantasmas en Japón. Mientras estuvo viva, Okiku fue una sirvienta que se suicidó, pero otra versión asegura que fue asesinada tras ser acusada falsamente de robar uno de los 10 preciosos platos reliquia.
Luego de morir, Okiku en una onryo que se dedicó a atormentar a su asesino. Aparecía en su casa todas las noches y empezaba a hacer un conteo de números, hasta llegar al 9; luego lo atemorizaba con gritos salvajes y espeluznantes. Cuenta la leyenda que un sacerdote finalmente puso a descansar el alma de Okiku cuando gritó el número 10 tan pronto el fantasma de la sirvienta contó hasta nueve.
Algunos japoneses creen que ella todavía está buscando ese plato que falta y que todas las noches sale del pozo de Okiku, donde (según la leyenda) esta joven sirvienta fue arrojada para terminar con su vida.
Otro de los tres fantasmas principales es Oiwa. Este también es un onryo y una de las figuras principales de la clásica historia de fantasmas en Japón que está protagonizada por Yotsuya Kaidan, quien era esposa de Iemon Tamiya, el hombre que planeó envenenarla para casarse con otra mujer llamada Oume.
El veneno hizo que la mujer quedara con el rostro desfigurado e irreconocible pero no la mató. No obstante, al ver cómo se encontraba, se suicidó y se convirtió en Oiwa, maldiciendo a Iemon con su último aliento. Oiwa se enfureció como un espíritu vengativo que aparecía en todas partes y le llenaba la cabeza a Iemon con pensamientos malos para que matara a Oume y su abuelo.
Oiwa volvió loco a Iemon, quien no olvidó nunca su rostro desfigurado, ojo deformado y todo, emergiendo de una linterna, una escena que ha sido ilustrada muchas veces. Para saber de su historia hay que visitar el Templo Myo Gyoji de Sugamo, donde se hacen actos culturales a Yotsuya Kaidan.
Cerrando el círculo de los Tres Grandes Yurei de Japón, anexamos a Otsuyu, aunque no hay evidencia de que ella existiera. Su historia es una adaptación de una historia de fantasmas china, pero forma parte de esta tríada de fantasmas japoneses.
Otsuyu no es un fantasma vengativo, pero tuvo un pasado trágico. Ella es la protagonista de la historia Botan Doro (1889–1892), donde está enamorada con un apuesto joven, pero a pesar de que su amor es correspondido a plenitud, no pueden verse durante mucho tiempo. Se cree que tenían una relación secreta a larga distancia y que el motivo de la separación fue que no eran de la misma clase social.
Otsuyu murió y su amado nunca lo supo, pero temporada de O-bon, él la encontró y supo que quienes le dijeron que había muerto su amada, le habían mentido; Otsuyu lo visitaba siempre y estaban más enamorados que nunca. El cuento llega a su fin cuando un sirviente ve a Otsuyu los encuentra como esqueletos podridos y luego colocaron tiras de papel llamadas ofuda para proteger la casa de espíritus malignos.
Los shichinin misaki son siete fantasmas, pero se los considera como una sola entidad que atrae la desgracia a cualquiera que se encuentre con ellos. Aunque no se sabe muy bien sobre el origen de su nombre, se sabe que el shichinin misaki, siempre está buscando almas para reemplazar y así poder pasar a la siguiente vida, hasta completar siete muertes.
Cuenta la leyenda que el ciclo de venganza comenzó con mujeres que fueron arrojadas por la borda en el mar o una banda de samuráis, pero hay otras versiones alternas. Sea cual sea su pasado, estos espíritus vagan activamente por la remota región de Shikoku en el oeste de Japón, especialmente en la prefectura de Kochi.
Se dice que en Kochi se originó el shichinin misaki y que se le ha visto en el oeste de Japón y hasta en Tokio.
Esta es una versión nipona del “fantasma de carretera”, pero es un yurei. El fantasma de Aoyama aparece en el cementerio de Aoyama, cerca de la estación de Nogizaka, uno de los lugares más embrujados de Tokio.
Los rumores sostienen que por la noche aparecen sombras oscuras y ocurren fenómenos extraños y que han visto a una mujer vestida de blanco que llama a los taxis en el cementerio de Aoyama o pide que la dejen allí.
La mujer siempre se sienta atrás y permanece callada y quieta durante todo el trayecto. Una vez que el conductor llega a su destino, mira hacia atrás y ve que la mujer desapareció y dejó el asiento mojado.
Los fantasmas japoneses o yurei son una parte esencial de la cultura japonesa y, a pesar de que algunos les temen, generalmente son respetados, venerados y celebrados para facilitar su paso a la otra vida.