Zimbabue ha declarado un estado de catástrofe debido a la devastadora sequía que afecta gran parte del sur de África. El presidente del país, Emmerson Mnangagwa, anunció la necesidad de 2.000 millones de dólares para asistencia humanitaria, marcando un llamado urgente a la comunidad internacional.
El fenómeno meteorológico El Niño ha dejado su huella en la región, con Zambia y Malawi también emitiendo medidas similares ante la pérdida de cosechas, lo que ha dejado a millones de personas en necesidad de ayuda alimentaria.
“Debido a la sequía provocada por El Niño, más del 80% de nuestro país ha recibido precipitaciones por debajo de lo normal”, explicó el Presidente Mnangagwa, subrayando la urgencia de garantizar alimentos para todos los ciudadanos.
El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas ha desplegado un programa de ayuda alimentaria para 2,7 millones de personas en Zimbabue, abarcando casi el 20% de la población del país. Sin embargo, la situación sigue siendo grave, con pocas perspectivas de reponer las reservas de alimentos.
Este año, la región se enfrenta a una de las peores sequías en décadas, exacerbando la situación ya complicada por la crisis económica y los problemas políticos en Zimbabue. Mnangagwa apeló a diversas organizaciones, incluidas agencias de la ONU y empresas locales, para contribuir a la ayuda humanitaria.
Con más del 60% de la población de Zimbabue viviendo en zonas rurales y dependiendo de la agricultura para su subsistencia, la sequía representa una amenaza existencial para muchos.
La economía monetaria limitada del país agrava aún más la situación, dejando a muchos incapaces de acceder a alimentos incluso si están disponibles en los mercados.
En medio de la crisis, las agencias de ayuda están lidiando con la presión para proporcionar asistencia a las poblaciones más vulnerables.
Sin embargo, la financiación limitada y los recursos insuficientes plantean desafíos significativos para abordar la escala del desastre.
Más de 20 millones de personas en la región necesitan asistencia alimentaria urgente.
El Programa Mundial de Alimentos ha estado trabajando arduamente para distribuir alimentos y recursos esenciales, pero el alcance de la crisis requiere una respuesta internacional coordinada y sostenida.
La situación se ve agravada por la disminución de la financiación humanitaria de los gobiernos aliados, lo que deja a muchos países en desarrollo sin los recursos necesarios para hacer frente a emergencias como esta.
Además de la falta de alimentos, la sequía también tiene un impacto devastador en la economía local, ya que muchas comunidades dependen de la agricultura como principal fuente de ingresos.